1. Malas elecciones …


    Fecha: 21/10/2025, Categorías: Infidelidad Autor: Peter28, Fuente: TodoRelatos

    ... en Galicia, le ofrecía a mi padre un puesto con buen salario.
    
    El abuelo de mi padre, Pablito, había nacido en España, lo que facilitó los papeles. Recuerdo que mi madre contaba cómo la noche que decidieron irse, se sentaron en la cama, sin hablar mucho, solo escuchando los ruidos de la calle, conscientes de que estaban a punto de romper con todo lo conocido. Miraron las maletas y se besaron llenando todo
    
    La despedida en el aeropuerto fue una mezcla de lágrimas y abrazos apretados. Mi madre llevaba dos meses de embarazo. Pablito, el bisabuelo, los bendijo con una voz que temblaba, pero no se quebraba.
    
    – Lugo, la primera vida
    
    Llegaron en agosto, cuando Galicia aún huele a sal y a eucalipto. El primer choque fue el clima: el aire frío que parecía colarse por la ropa y los días que anochecían tarde.
    
    La empresa les facilitó un pequeño piso amueblado. No era grande, pero estaba cerca del centro y de la playa de Las Catedrales. Con el tiempo compraron el suyo y allí mi madre encontró un grupo de vecinas latinas con las que hacía compras en el mercado los sábados.
    
    En marzo nací yo. Darío estuvo presente en el parto, y mi madre juraba que verlo llorar fue una de las pocas veces que lo vio realmente vulnerable. Dos años después nació mi hermano Pablo.
    
    La vida en Lugo fue estable. Vacaciones en Portugal, picnics en el campo, tardes de lluvia con chocolate caliente. Las fotos de esos años siempre muestran sonrisas, como si la felicidad fuera el estado natural de la ...
    ... familia.
    
    Mudanza a Madrid
    
    A mis 16 años, la empresa trasladó a mi padre a la sede de Madrid. El sueldo era mayor, y la ciudad prometía más oportunidades. Vendieron la casa en Lugo, y mi madre lloró la última noche mientras veía las maletas apiladas junto a la puerta.
    
    14 años en aquella casa con tantos recuerdos, donde vio crecer a sus hijos, donde nos vio reír y llorar, donde tenia amigas, donde conocía sus calles llenas de pinceladas, marcadas con recuerdos que a Cristina le costaba dejar, produciéndole dolor. Sin embargo, sabía que Darío tenía razón, sus hijos pronto irían a la universidad y en Madrid había más opciones.
    
    Alquilaron. El nuevo piso estaba en un barrio moderno, con vistas a un parque. Las rutinas cambiaron: más tráfico, más ruido, más gente. Las vacaciones eran ahora viajes a Andalucía, escapadas a Francia, fotos frente a la Torre Eiffel y a la Sagrada Familia.
    
    Por fuera, todo parecía perfecto.
    
    La independencia de los hijos
    
    A los 17 comencé la universidad en ingeniería mecánica. Mi padre me compró un coche para facilitarme los desplazamientos. Pasaba más tiempo en casa de amigas que en la mía, y mi hermano, dos años menor, empezó a copiar mis hábitos.
    
    Fue entonces cuando mi madre, con los hijos casi adultos, sintió el vacío. No lo dijo en voz alta, pero se notaba en sus silencios más largos, en su costumbre de quedarse mirando por la ventana después de cenar.
    
    La constructora
    
    Un día anunció que se matricularía en un ciclo formativo ...
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