Malas elecciones … - Relatos Eróticos

Malas elecciones …

... de aparejador y diseño de interiores. Lo hizo unos meses antes de que yo comenzara la universidad. La vimos entusiasmada y todos la apoyamos, pensamos que le haría bien.

Dos años después se graduó con honores. Poco después entró en una gran constructora con proyectos en todo el país. Al principio trabajaba solo en Madrid, pero pronto le asignaron obras en Burgos y Toledo.

– pero llegó Jaime

Su jefe, Jaime, era un hombre joven, de verbo fácil, sonrisa segura y mirada que parecía calibrar a quien tenía enfrente. Se ganó la confianza de mi madre rápido, tal vez demasiado.

Al principio eran charlas de trabajo, cafés apresurados antes de reuniones. Luego comenzaron las bromas, los mensajes fuera de horario.

Ella, que siempre había sido recta, empezó a mostrar señales de lucha interna: noches en las que encendía el ordenador después de cenar, silencios mientras miraba el móvil, viajes más frecuentes.

Sin embargo, nadie en la casa lo notó. Por lo menos no hasta mi viaje a Toledo

Al que Toledo va, no le falta de qué hablar.

Refrán que se hizo realidad

Todo estalló un sábado.

Fui a casa de mi amiga Luisa en Toledo para conocer su nueva vivienda. Pasamos la mañana en su habitación, hablando de cualquier cosa, hasta que vi por la ventana un coche igual al de mi madre. Este era un Renault Captur de dos tonos, techo negro y el resto en blanco. Algo fuera de lo común.

Disimulé ante mi amiga, pidiéndole salir a caminar. Paseamos por la urbanización, y en las ...

... últimas calles, donde las casas estaban en construcción, vi a lo lejos a un hombre abrazando a una mujer con una pasión que me heló. La silueta, el coche, todo gritaba que era ella.

Los vi entrar en una casa. Luisa comentó que era la casa modelo, que la había visitado con sus padres y que eran muy bella, amueblada al estilo moderno, pero que los sábados estaba cerrada al público.

Le dije que quería caminar sola un rato. Cuando se alejó me acerqué a la casa, trepé por unos arbustos hasta el patio trasero y encontré una puerta corredera entreabierta.

Entré. La planta baja estaba vacía, pero arriba se escuchaban ruidos inconfundibles. Subí despacio. Desde la puerta entreabierta vi a mi madre y a Jaime. Estaban haciéndolo sobre una enorme cama, ella totalmente desnuda lo cabalgaba como loca, al tiempo que él le alzaba las nalgas para dejarla caer una y otra vez enterrándole la polla. Con las manos temblorosas, los grabé.

No recuerdo cómo salí de allí. Fingí normalidad el resto del día, pero algo en mí se rompió. Dos días después se lo confesé a mi hermano, juntos vimos el video y planificamos descubrir la verdad

Días después, Pablo entró en su habitación y cerró la puerta.

—madre, necesito revisar un correo y dejé mi ordenador en el coche de Tere, ¿me prestas el tuyo?

Su madre se apresuró a cerrar la sección y confiada que ya no podía ver el contenido se lo dio. Pablo estudiante de informática aprovechó cuando ella se fue a duchar para instalarle un programa ...