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La verdad sobre Ester
Fecha: 28/10/2025, Categorías: Dominación / BDSM Autor: JBWriter, Fuente: TodoRelatos
... besaron en la mejilla mientras ambos pronunciaban un escueto «encantado» —. Y a mis hijas: Raquel, Laurita y Pepi Fue la mayor, Raquel, la que al acercarse saludó con un intenso morreo a Pedro para al separarse decir: —Encantada de conocerlo Amo. —Esto provocó un carraspeo de Svetlana—. ¿Es usted Máster Brian de verdad? —El mismo que viste y calza. Pero aún no te has ganado llamarme «Amo». Llámame «Señor», hasta que te lo ganes. —Sí, Señor —respondió ella. —Y eso que era la que más reclamaba que por qué dejábamos a Ama Esther —ironizó Carlos. —Y aún lo quiero saber, papá —-insistió ella. —Esta es Svetlana —presentó Pedro a las jóvenes—, una de mis principales sumisas. Seguro que os lleváis bien. Mientras Raquel y Svetlana se saludaban Laurita se acercó a Pedro dándole un pico en los labios y diciendo: —Encantada, Señor. Después se acercó la pequeña que también lo besó en los labios. —Encantada Señor —dijo como su hermana para luego bajar el tono—. ¿Me va a follar usted? —Dentro de unos años, joven, dentro de unos años. Aún es pronto. —¡Jo! Lo mismo que dicen mis padres. —¡Pepi! —la riñó su padre—. ¿Qué hemos hablado de decir ciertas cosas delante de desconocidos? —¡Pero él no es desconocido, papi! —se defendió Pepi—. Raquelita lo ha llamado «Amo» y le habéis dicho en casa que se va a ir con él. Todos se rieron. —Svetlana os acompañará a dar una última vuelta con vuestra madre —dijo Pedro, mirando a Pepi—, mientras tu padre, ...
... Raquel y yo tenemos algo que hablar. Laura, Laurita, Svetlana y Pepi se alejaron mientras Calos se quedaba con la mochila con todos los trastos. Esperaron a quedarse los tres y Pedro pidió tres vermuts y una mesa —Aún me quedan unos meses para cumplir los dieciocho —avisó Raquel. —Un vermut no debería hacer que te emborraches. Y tienes que ir aprendiendo a hacerlo. Una cosa es beber y otra emborracharse. Y lo segundo lo tienes prohibido. —Se sentaron en la mesa. Pedro esperó hasta que el camarero se alejó—. ¿Qué es eso tan importante que tienes que contarme? —Además de Laura tengo otra sumisa. Se llama Raquel… y no, no es mi hija. —Lo he supuesto, cuando su hermana la ha llamado «Raquelita». Alguien más mayor llamada Raquel estaba en vuestro círculo. —El caso es que Raquel se casó con un antiguo amigo, ahora Amo, compartido con Ama Esther. —Sacó un dosier de la mochila—. Ella me ha hecho llegar esto. »Cuando la conocimos, a Esther, pensamos que era fetichista de las mutilaciones, en los demás, por supuesto. »Laura y yo tuvimos que perder los dedos meñiques del pie, como muestra de sumisión a ella. Pero en las negociaciones conseguí limitarlo a eso, además de otros cambios en Laura como partirle la lengua en dos. Sin embargo, incluyó que cualquiera de mis hijos, con las dos sumisas, sería sumiso suyo al cumplir los dieciocho. Pero lo que ahora me ha hecho llegar Raquel es mucho más turbio. Pedro leyó el documento por encima. —Como puedes ver las ...