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Zorrita infiel y sumisa (2)
Fecha: 28/10/2025, Categorías: Infidelidad Autor: Khanine, Fuente: CuentoRelatos
... a los mozos, que no se perdieron detalle. Eran dos chavales de 18 y 19 años a los que me obligaron a hacerles una paja, de rodillas delante de ellos para que se corrieran en mi boca y en mi cara. Luego volvimos a la casa, descansamos un rato porque Pedro esperaba invitados para una fiesta que daba. Vendrían varias personas a cenar y luego charlaríamos un rato. ―Espero que te portes bien esta noche putita, me dijo Pedro ―¿Acaso lo dudas? Le contesté . ¿Qué quieres que haga? ―Lo que mis amigos y yo queramos. Que seas mi puta particular ―¡Pues claro que lo soy! Le dije mientras le sobaba la polla. ―Para empezar quiero que esta noche te pongas muy sexy. ―Pero mi marido se puede dar cuenta ―Tu marido no se entera de nada. Vive para su trabajo. Además, le vamos a emborrachar y vamos a abusar de ti delante de sus narices. Esa situación entre miedo y morbo me volvía loca. Claro que me pondría sexy. Quería ser la más puta del mundo. Me estuve duchando y arreglando. Me puse una blusa negra semitransparente con un sujetador negro debajo, que me dejé un poco holgado para que al mirar se me pudieran ver los pezones y me abrí un escote generoso. Me puse una mini muy mini que además tenía una abertura por detrás y unos pantys negros sin bragas ni tanga debajo. A nada que abría un poco las piernas se me veían los pelos del coño. ―¡Hala!, me dijo mi marido. ¿Dónde vas tan de negro? ―¿No estoy guapa? ―Si, pero un poco lúgubre, me dijo el capullo. ―Te ...
... vas a enterar tú, pensé. Cuando bajamos al salón ya estaban Pedro y sus amigos y dos parejas más. Ellos no se cortaron en elogiarme a la vez que me sobaban si tenían ocasión. Luego llegaron otros dos hombres amigos de Pedro y empezamos a cenar. Yo me senté al lado de Pedro y de uno de los recién llegados que se llamaba Antonio, que no paraba de mirar mis tetas que le enseñaba sin ningún recato. Durante la cena me tocó varias veces las piernas cada vez más arriba al ver que yo me dejaba hacer. Mi marido no paraba de beber vino y Tomás se encargaba de tener su copa siempre llena. A los postres estaba que no se tenía. Después de cenar pasamos al salón a tomar una copa. Yo aproveché para desabrocharme otro botón de la blusa con lo que el escote me llegaba casi al ombligo. Me senté entre Antonio y Carlos, el otro, y enfrente de Pedro. Uno de los dos matrimonios se fue y el otro se quedó. El marido de ella estaba tan bebido como el mío, por lo que sospeché que a ella se la iban a follar también. Era una morena jovencita y preciosa que se llamaba Cristi. Llevaba unas medias de rejillas con unos pantaloncitos diminutos junto con un top muy ceñido sobre el que se notaban sus tetazas. Tomás y Carlos la sobaban sin parar y aunque se hacía un poco la estrecha, les dejaba hacer. Los marido estaban dormidos y los llevaron a un sitio más apartado. En ese momento Pedro me dijo que me quitase el sujetador, que estaría más guapa, así que fui al baño y me lo quité. Entre el escote y la ...