-
Urgencias domésticas: setenta y húmeda
Fecha: 01/11/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Lucas 2304, Fuente: TodoRelatos
... traviesa—. Espero que si surge alguna... emergencia, sepa manejar las herramientas adecuadas. Aunque si necesita ayuda con algo que requiera... manos expertas, solo tiene que llamarme. «Oh, cariño», pensé, «este jueguecito se está poniendo interesante». Los siguientes minutos los pasé observándolo trabajar desde una distancia estratégica. Tenía esa gracia natural de los hombres que trabajan con las manos, cada movimiento económico y preciso. Cuando se quitó la camiseta porque el calor del sótano se volvía insoportable, tuve que aferrarme a la barandilla para no perder el equilibrio. Su torso era una obra de arte. Músculos definidos por años de trabajo físico, piel dorada que brillaba con una fina capa de sudor, y un rastro de vello oscuro que desaparecía tentadoramente bajo la cintura de sus vaqueros. —¿Está bien,senyora? —preguntó, notando que me había quedado inmóvil. —Perfectamente —logré articular—. Solo... admirando el trabajo. El profesional, quiero decir. Se sonrojó ligeramente, y ese rubor me derritió como mantequilla al sol. —¿Le importa si subo a por algo de agua? —preguntó—. Este calor me está matando. —Por supuesto. La cocina está a su disposición. Y por favor, tutéame. A mi edad, las formalidades son innecesarias. Lo seguí escaleras arriba, mis ojos inevitablemente fijos en el balanceo de su trasero. «Ida», me dije, «estás siendo una vieja verde descarada». Pero luego me corregí: «¿Y qué? A los setenta años, ser una vieja verde es ...
... prácticamente una obligación». En la cocina, Tomeu se sirvió un vaso de agua del grifo y se lo bebió de un trago. Ver cómo se movía su nuez de Adán mientras tragaba fue hipnótico. —¿Mucha sed? —pregunté, acercándome al frigorífico—. Tengo zumo de naranja fresco, cerveza, sangría... lo que necesites para... hidratarte. —Agua está bien —respondió, pero aceptó la cerveza que le ofrecí sin que me la pidiera. —¿Eres de aquí? —pregunté, apoyándome contra la encimera en una posición que realzaba mi escote. —Sí, nacido y criado en Palma. Tercera generación de fontaneros —sonrió con orgullo—. Mi padre, mi abuelo, todos fontaneros. —Qué tradicional. Me gustan las tradiciones... familiares —dije, poniendo un énfasis sutil en la palabra—. ¿Y tienes novia? La pregunta salió más directa de lo que pretendía, pero ya estaba hecha. Tomeu casi se atragantó con la cerveza. —No... no exactamente —murmuró—. Acabo de salir de una relación... complicada. «¿Complicada?» Eso sonaba prometedor. —¿Complicada cómo? —insistí, fingiendo curiosidad maternal mientras me acercaba a él. —Ella... ella quería más de lo que yo podía dar. Más compromiso, más... futuro. —Ah —murmuré comprensivamente—. Una de esas mujeres que piensan demasiado en el mañana y se olvidan de disfrutar el hoy. —Exacto —me miró con sorpresa—. ¿Cómo lo sabías? —Cariño, a mi edad he visto de todo. Y te voy a dar un consejo gratis: la vida es demasiado corta para complicarse con expectativas. A veces lo ...