-
Manuel mi novio de 6 años (Segunda parte)
Fecha: 01/11/2025, Categorías: Fantasías Eróticas Gays Autor: pisofshet, Fuente: SexoSinTabues30
... lleno de estrellas hacía que todo se convirtiera en un recuerdo invaluable. Al entrar a mi departamento, encendí la tele y puse la película de dibujos animados favorita de Manuel. Él ya la sabía de memoria, y me dijo cada diálogo un instante antes de que lo dijeran los personajes en la pantalla. Mientras lo acariciaba, sentía su piel suave y caliente. Empecé por su cuello, deslizando mis dedos suavemente, haciéndole cosquillas y escuchando sus risas. Manuel se acurrucó en mi regazo, su respiración cálida acariciando mi pecho. Con la punta de mi dedo, empecé a dibujar círculos en su ombligo, lo que le hacía reír aun más. «¿Te gustan las cosquillas?» Le dije, sonriendo. «Sí, Javier, son ricas.» Poco a poco, mis caricias se hicieron mas bajas, acariciando suavemente la piel que se enrojecía con cada contacto. Sus ojos se cerraban de placer. Llegué a sus pantalones, y noté que ya se le empinaba la «cosita». Me dije que era el momento de pasar al proximo paso. Me bajé el cierre con cuidado y saque mi miembro del pantalón. «¿Quién quiere darme besito especial?» Le dije con mi sonrisa mas suave. «Yo, Javier, yo quiero» Respondió con la emoción de un niño que recibe un regalo. Manuel ya tenía claro qué hacer. Lo ayudé a desvestirse y le agarré una nalga con una mano. Con la otra, acaricié su pene, que ya se alzaba tieso y ansioso por la atención. Su respiración se agitó y sentí que su corazón latía acelerado. Con un movimiento natural, lo acerqué a mi boca y comencé ...
... a lamer suavemente el glande. Su pene se movía con cada toque de mi lengua, y sus ojos se cerraban con cada caricia. Mientras lamía el pequeño miembro de Manuel, comencé a masturbarme con suavidad, siguiendo el ritmo de mi propio deseo. Sentí mi respiración profundizarse al ver la reacción de mi novio, cada pasada de mi lengua hacía que se estremeciera. Su piel se ponía de gallina y sus brazos se agitaban. Sentí la tensión en mi propia entrepierna y supe que no aguantaría por más. Le di un beso final al glande de Manuel y llevé su cara a mi miembro, que ya se enrojecía y latía con ansias. Manuel se había adaptado rapido y ya podía tragar mi pene a la mitad, que era lo que el tamaño de su boca en desarrollo permitía. Le fui empujando a través de la nuca, permitiéndole que mi miembro se deslizara en su boca. Sus ojos me miraban, llenos de asombro y deseo, y su boquita calientita me hacía sentir el cielo. Estaba a punto de eyacular, la presión en mis bolas era insoportable. «¡Mier…! ¡Vaya!» Grité logrando esta vez cumplir la promesa que le hice a Don Rodrigo de no gritar groserías frente a Manolito. Mi leche se disparó dentro de la boquita de mi noviecito y este se la tragó como un campeón. Habia quedado atrás el tiempo en que tenía que poner algo dulce en mi verga para disimular el sabor. Cuando por fin pude soltar su cuello, me tumbé en la cama, jadeando. Mi corazón parecía que iba a salirme del pecho. Manuel se subió encima de mi y me sonrió. «¿Te gustó?» Me dijo ...