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Manuel mi novio de 6 años (Segunda parte)
Fecha: 01/11/2025, Categorías: Fantasías Eróticas Gays Autor: pisofshet, Fuente: SexoSinTabues30
... con la boca aun llena de mi semilla. «Sí, mi amor, fue fantástico» Le respondí. «¿Y a ti?» Manuel asintió, sus ojos brillando de la experiencia. Su pecho se movía al ritmo de su respiración acelerada. «Me gustó, Javier, me gustó muchísimo». Su sencilla respuesta me llenó de orgullo. Acaricié su carita y sentí su piel calentita. «¿Sabes que te amo?» Le dije, y me abrazó con tanta intensidad que me tomó por sorpresa. «Yo también te amo, Javier». Pasaron los días y el verano se hizo presente. Don Rodrigo y su esposa Lucía no tuvieron problemas para que invite a Manuel a pasar una semana en la playa. Con el bono que me gané, me alcanzó para pagar un hotel espectacular frente al mar. Cuando llevé a Manuel al centro comercial, le propuse que eligiera un traje de baño y eligió una tanga con dibujos de dinosaurios que me encantó tanto que casi me lo devoro en el probador. Tras unas horas de camino, soportando la congestión vehicular y a Manuel desde el asiento de atrás quejándose del aburrimiento, por fin pudimos ver la imponente figura del océano en el horizonte. Sus ojos se iluminaron de emoción y no pudo contener la alegría. El hotel era aún más hermoso de lo que se veía en las fotos, y la habitación que reservé para nosotros dos daba directo a la playa. Manuel me rogó que fueramos a la playa cuanto antes. Nos cambiamos de ropa y pese a sus quejas de que no le gustaba el olor de la crema, logré proteger su suave piel contra el sol. No me preocupé de que pese a la ...
... emoción anduviera un poco gruñón, porque ya lo conocía lo suficiente como para saber que un poco de juego y una siesta le iban a reponer el ánimo. En la playa instalamos las toallas y caminamos de la mano hacia el agua. Manuel me tiraba con sus brazos cubiertos por sus mangas flotantes, desesperado por sentir las olas por primera vez. A pesar de que se sorprendió un poco al sentir la corriente y que el agua estaba un poco fría, la experiencia lo tenía contento. «¡Enséñame a nadar!», gritó Manuel con emoción. Lo tomé de la cintura y lo guié en la dirección del mar. Su sonrisa era contagiosa y su piel se sentía suave al tacto. Empezamos con las clases básicas de natación, yo detrás de él, sosteniendolo suavemente por la espalda. El sol se reflejaba en la arena y la brisa marina acariciaba nuestras caras. Su cuerpo y su pelito mojado lo hicieron irresistible y le planté un beso en la boca que pareció no terminar nunca. Sus labios se movieron con el mío, y sentí la sal del mar en sus labios mientras la espuma de las olas nos rodeaba, continué besando a mi querido novio. Una vez que fue suficiente, nos fuimos a recostar en la arena. Me desplomé en la toalla y Manuel se acurrucó en mi estómago. El cansancio del viaje y del baño de mar hicieron que se durmiera inmediatamente sobre mí. Aproveché de leer un libro y de vez en cuando, mirar de reojo para recrear la vista. El ambiente de la playa estaba cargado de amor y de gente guapa. Parejas de todos los tamaños y edades ...