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Entrevistando hombres
Fecha: 05/11/2025, Categorías: Hetero Intercambios Sexo con Maduras Autor: Ericl, Fuente: SexoSinTabues30
... dio una caricia leve en la espalda. Fue rápida, pero extrañamente cálida, como si intentara decir: gracias por verme. Yo salí de allí en una especie de trance alegre, con el corazón latiéndome en las orejas. Caminé casi sin tocar el suelo, con una sonrisa tonta que no me pude quitar ni siquiera cuando crucé el umbral de la sala. Fui directo a buscar a papá y mamá. —¡Papá! ¡Mamá! —grité al entrar—. ¡Ya sé con quién voy a empezar! Estaban hablando en voz baja. Mamá levantó la cabeza enseguida, con su cara de ¿qué hiciste ahora?, mientras papá simplemente sonrió sin sorpresa, como si ya supiera lo que venía. —¿Y eso? —dijo mamá—. ¿Tan rápido? Me senté, sin saber por dónde empezar. Mi voz salió atropellada: —Aún está en mi habitación. Es distinto. Es como si ya estuviera listo para esto, ¿saben? Como si llevara tiempo esperando que alguien lo notara. Hablamos de cosas profundas. De él. De mí. Y… y bueno… me dio un beso. ¡Un beso! Chiquito, pero fue muy lindo. Papá levantó las cejas y se cruzó de brazos. Estaba intrigado. —¿Un beso? ¿Nada más? —¡Fue espontáneo! —dije, riéndome nerviosa—. Como en las películas. Y después, me acarició la espalda. No de manera rara, lo juro. Fue como… una señal de confianza. No sé. Fue especial. Mamá se acercó y me tocó la mejilla con suavidad. —¿Y te sentiste bien? Asentí con los ojos brillando. —Mucho. Fue como si… si por fin estuviera empezando la historia de verdad. Papá suspiró y sonrió de ...
... lado. —Entonces dile que venga, hija. No se te olvide lo que sentiste. Esas son las cosas que valen la pena guardar. Nos quedamos los tres en silencio unos segundos, hasta que mamá, como siempre, cambió el tono con una broma: —Pero ¿qué esperas? Tráelo… Todos reímos, y yo supe que, aunque esta historia era mía, ellos iban a estar conmigo para ver cada capítulo. Salí a buscarlo. Llevaba una sonrisa, como un trofeo. Me fui directo a mi habitación, y cuando llegué, lo halé de la mano. —¡Ya te tengo! ¡Contigo es con quién voy a empezar! —les dije llevándolo hasta la sala, con la emoción explotándome en el pecho—. ¡Eres perfecto! Bueno… no perfecto, pero sí muy real. Tienes cosas que contar. Y lo mejor: ¡confió en ti! Mis papás se miraron entre ellos y sonrieron. Sabían que esto no era solo un juego para mí. Era algo más. Una forma de entender su mundo… o al menos de empezarlo a mirar distinto. Ellos habían sido quienes me propusieron la idea, sí, pero creo que no imaginaron que me lo tomaría tan en serio, ni que encontraría a alguien tan especial tan pronto. Lo invitaron a sentarse con una amabilidad que me sorprendió. Él, algo nervioso, aceptó con una sonrisa tímida. Se sentó, como si estuviera frente a un tribunal. Papá tomó asiento frente a él, con su habitual tono de voz grave pero tranquilo, y mamá se quedó de pie, cruzada de brazos, observándolo todo. —Bueno —dijo papá—, cuéntanos un poco de ti. Él se aclaró la garganta. —Me llamo Sebastián… tengo 22 ...