-
Entrevistando hombres
Fecha: 05/11/2025, Categorías: Hetero Intercambios Sexo con Maduras Autor: Ericl, Fuente: SexoSinTabues30
... años. Bueno, casi 23. Me gusta mucho su hija, me gustaría jugar con ella, y… no sé. A veces no sé qué decir cuando me miran así. Se rieron los tres. Yo también. —¿Y por qué crees que mi hija te eligió? —preguntó mamá, con ese tono que mezcla ternura con picardía. Él me miró enseguida, sentí sus ojos en mi cuerpo. No respondió de inmediato. —Creo que… no lo sé. Pero cuando hablamos, sentí que podía ser yo mismo. Como si no tuviera que hacerme el gracioso ni el valiente ni nada raro. Ella solo… me escuchó. Mi mamá lo miró con una ceja arqueada y una sonrisa que significaba aprobación disfrazada de escepticismo. —¿Te gusta mirar? —preguntó entonces papá. —Sí, bueno… algunas veces. En el club. Y cuando se puede he hecho algunas cosas también. Pero también me gustaría asentarme con una pareja ya. Una de verdad. No sé, me hace pensar… Con cada respuesta, él me lanzaba una mirada fugaz. Como pidiéndome permiso, o quizás fuerza. Yo asentía con la cabeza, en silencio, mordiéndome la sonrisa. Sabía que mis papás no lo estaban juzgando, solo querían asegurarse de que entendía lo que significaba formar parte de mi historia. Cuando la pequeña “entrevista” terminó, mamá le ofreció una limonada y papá le palmeó el hombro con complicidad. —Bienvenido al juego —le dijo. Después, mi papa le dijo que se sintiera en total libertad de revisar mi cuerpo, me ruboricé, no esperando eso tan de repente. Mire a Sebastián y simplemente asentí al tiempo que levantaba y ...
... sacaba por mi cabeza mi camiseta. Mostrándole mi pecho plano, tímidamente me cubrí con mis manos. Sebastián no perdía detalle y noté el gusto en su mirada, quizá un poco temerosa por la presencia de mis padres. Sin embargo me pidió que retirara las manos, se acercó y comenzó a tocarme, lo hacía suavemente. No se porque estaba apenada, me sobaba de una manera tan tierna y linda. Note la erección que comenzaba a florecer en su pantalón. Para ese momento disfrutaba mucho de sus caricias, cerré los ojos y me deje llevar cuando Sebastián comenzó a pellizcar mis pezones, voltee ver a papi y mami y note que a él también se le había parado la verga. En ese momento mi respiración me delató y entonces Sebastián me tocaba ahora con mayor urgencia. Después Sebastián me pidió que me diera la vuelta, me arrodille dándole la espalda sobre el sofá y pude sentir sus ojos sobre mis nalgas, por lo que intenté pararlas lo más que pude. Me acarició mi espalda desnuda, bajó delicadamente hasta colocar una mano a cada lado de mi cintura y luego sentí su verga en medio de mi cola, por encima del pantalón. Con una sonrisa sentí su tamaño, sentí una corriente extraña, como si ese simple gesto cargara con la promesa de algo inesperado. De pronto me sentí más nerviosa que nunca y, aunque fuera solo una “entrevista”, lo que estábamos por empezar iba mucho más allá. —Estoy listo —dijo con una voz baja, casi un susurro, que parecía pedir permiso para adentrarse en este nuevo mundo al que yo misma ...