La Amante Inmortal II - Relatos Eróticos

La Amante Inmortal II

... lengua. Estaban muy excitadas, pero como buenas sacerdotisas del amor se detuvieron para gozarme.

Me hicieron poner en cuatro patas. Ninki se puso debajo de mí para chuparme la verga.

— ¿Te gusta cómo lo hago? —preguntó.

— Me encanta… no pares —susurré, con voz ronca.

Lentamente descendía y subía entrando hasta su garganta.

Meania no dejaba de acariciarme. Me besaba, me mordía, me recorría toda. Y luego se arrodilló detrás de mí. Abrió mis piernas, me miró… y empezó a comerme el ano. Nunca me lo habían hecho así. Lento al principio, luego con más hambre. Su lengua era una sinfonía en mi hoyo. Me chupaba, lo lamía con maestría, y gemía mientras lo hacía. Y yo… simplemente, me rendí. Entre eso, y mi miembro en la boca de Ninki, simplemente terminé. Mi cuerpo tembló. Mis gemidos llenaron la tienda.

Caí rendida. Mis niñas no me dejaron moverme, me arroparon y acomodaron los almohadones para mi mejor confort.

—Eres divina Ninmah. Nadie hay como tú. Durmamos ahora que los sueños amorosos nos arrullen y gocen.

Los míos vagaban por esa nueva sensación que mi culo memorizaba en detalle.