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LNE (3). Unicornios en modo combate
Fecha: 08/11/2025, Categorías: Grandes Series, Autor: Schizoid, Fuente: TodoRelatos
... detalles, y al imaginarse a la tutora de la clase Girasol en mallas de danza, la afluencia fue masiva. Cuando fueron llegando al gimnasio, en la puerta se podía leer un gran cartel que decía“Conectar desde el movimiento libre y la risa sin juicio”. Nadie sabía bien de qué se trata. —¿Habrá música? —preguntó César. —Habrá vibración —respondió Eduardo, con una mirada que se tornó vidriosa. La razón era Lluvia, enfundada en un traje de cuerpo entero de color negro, tan ajustado que parecía habérselo pintado sobre la piel. Y salvo que la ingeniería textil hubiese descubierto un tejido revolucionario, parecía evidente que no llevaba ropa interior. Todo comenzó como una danza inocente alrededor de una tela de colores, con música new age de ritmo hipnótico. Lluvia fluía como la encarnación de metro cincuenta de alguna diosa de la fertilidad pagana. El aire olía a incienso, a aceites esenciales y a deseo mal reprimido. -Conectad con vuestro yo interior. Bailad como si nadie os estuviera viendo. Encontrad el ritmo de vuestros latidos. La música crecía en intensidad, y poco a poco la voz también mesmerizante de Lluvia fue calando. -Bailad sobre vuestros miedos. Pisad sobre vuestros lastres emocionales. Flotad sobre vuestros traumas. Música, baile, ritmo, incienso… ¿o algo más? El aire del gimnasio se volvió una niebla traslúcida, y los cuerpos comenzaron a moverse como en un ritual y a repetir los mantras como un cántico sagrado, mientras Lluvia bailaba ...
... entre ellos como una sibila, una bacante, sus nalgas vibrando, sus pechos subiendo y bajando con su respiración lenta, sus pezones y los labios de su coño dolorosamente notorios e invisibles a la vez, y doblemente obscenos y doblemente atrayentes por ello. Y ocurrió. Lo que fuese, ocurrió. César perdió todo contacto con la realidad, abandonado a la música y el baile y la contemplación de la derviche lujuriosa y tántrica, y durante unos minutos todo se volvió danza y cuerpo y música y sensaciones extrañas, un caleidoscopio de emociones que iban de la euforia al arrepentimiento, de la excitación al sentimentalismo, de la nostalgia al arrebato, como si el nadie más hubiera en todo el cosmos que él y Lluvia moviéndose con la voluptuosa morbidez de una hetaira antigua. Flotaba sobre sus pechos ubérrimos, sobre su piel morena con algunos lunares en los que perder, resbalaba por sus caderas como por inaduna de arena fina, hasta sumergirse en el oasis de su centro salpicando alrededor gotas fluorescentes. Todo era blando y maleable como cera derretida, e igual de ardiente. Cuando la música se detuvo y despertó del trance fue como arrancarse un esparadrapo de las pelotas. Luis lloraba abrazado al plinton, mientras cantaba entre sollozos“don’t stop believing”con el mismo entusiasmo y afinación que Steve Perry pinchándose con un tenedor. Eduardo seguía dando vueltas sobre sí mismo, acercándose peligrosamente a una dolorosa colisión con las espalderas. Cosme estaba en suelo, en ...