Su última adquisición, Cap. 3 - Relatos Eróticos

Su última adquisición, Cap. 3

... pidió la comida... como solía hacer. Emily encontró este gesto sorprendentemente excitante, aunque nunca se explicó exactamente por qué. Quizás fue la sorpresa. Quizás era más sumisa de lo que él creía. Nunca se molestó en preguntar. Estaban comiendo bisqué de langosta, ensalada con queso, solomillo de ternera y la rara combinación de verduras de Diadros.

A veces, Justin observaba a su esposa comer, tan fascinado por su belleza que apenas podía comer él mismo. La suya no era una belleza salvaje, ni siquiera algo clásico. Era diferente a sus esclavas, que eran mujeres sustanciales, terrenales y con los pies en la tierra. La belleza de Emily era más etérea, su sutil esplendor a menudo remoto, pero absolutamente fascinante. Era una soñadora, caprichosa y a veces frívola. A menudo se preguntaba qué habría dentro de su mente. ¿Qué impulsaba su incesante imaginación? Su cerebro era tan fértil que se preguntaba si alguna vez se calmaba. En noches como ésta, esperaba capturar algo de su belleza para sí mismo.

Estaba comiendo patatas y verduras, evitando casi toda la carne, y de repente parecía extrañamente pensativa. Su siguiente trozo de patatas con perejil estaba suspendido en el tenedor.

"Háblame debrit," dijo, y se metió el bocado en la boca.

"¿Qué quieres debrit?", respondió él entre bocados de su New York Strip.

"He leído tu correo," dijo ella.

"¿Qué has hecho qué?"

"Leí tu correo, Justin. He revisado tus archivos personales."

Estaba sorprendentemente ...

... tranquila, aunque él estaba comprensiblemente aturdido.

"Dios mío, ¿qué quieres decir?"

“Exactamente lo que dije, cariño. Llevo días revisando tus archivos. Háblame debrit.”

“Quizás ya sepas lo suficiente debrit,” entrecerró los ojos con sospecha antes de revelar demasiado.

“Quizás. Pero quiero oírlo en tus propias palabras.” Su rostro estaba completamente inexpresivo.

“brit es mi secretaria.”

“¿Y qué más?”

Dejó el tenedor, mirándola a la cara completamente desconcertado. “Es mi secretaria.”

“Y tu esclava.”

“¿Esclava? ¿De dónde sacaste esa palabra?”

“Justin, esa estu palabra. No me mientas. Llevas una vida secreta de la que no sé nada. Y quiero saberlo ahora.”

Consideró su pregunta durante varios instantes, olvidándose por completo de la cena. Desconcertado, asustado y nervioso. “Has leído mi correo, has rebuscado en mis archivos personales... ¿qué demonios te ha pasado?”

“No he rebuscado en tus archivos, Justin, los he leído a fondo,” insistió ella,a fondo.

Lo que más le desconcertó fue su comportamiento sorprendentemente suave. Si lo que decía era cierto, ¡debería haber estado furiosa! Y, sin embargo, a medida que las preguntas avanzaban en un delicado juego del gato y el ratón, su cuerpo pareció cobrar más calor y voluntad. Sus ojos brillantes brillaron un poco más, casi clavándose en él, como si algo fuera de lo común se desarrollara bajo su fachada despreocupada.

Justin sintió su fuego. Y al comprender este sorprendente mensaje, se ...