Su última adquisición, Cap. 3 - Relatos Eróticos

Su última adquisición, Cap. 3

... dio cuenta de que no era una revelación cualquiera. Tenía algún propósito oculto que él no podía captar. No era su esposa, sino una especie de clon retorcido de mujer a la que ahora se daba cuenta de que apenas conocía. ¿Qué podía hacer sino decir la verdad? "Tienes razón, Emily," empezó con valentía. "Llevo una vida secreta.brit es mi esclava. Lo ha sido desde hace tres años."

"¿Y la amas?"

"No se trata de amor, ni de una aventura..." titubeó brevemente. "Habría demasiado que explicar".

"Es tu esclava sexual, la tienes encadenada y te sirve a todos tus caprichos," repitió Emily como si lo supiera todo.

"Por amor de Dios, Em. ¿De dónde sacas esos términos?"

“De ti, de tus archivos secretos y de las páginas web por las que navegas por las noches. Conozco la forma de vida, conozco todos los términos,” su voz era más ávida, pero no estridente. “Me he sumergido en ese mundo desde mi descubrimiento y lo sé todo... entrenamiento de esclavas, ritos Goreanos, D/s, 24/7, el Gremio —sea lo que sea eso—, látigos de una sola cola, corsés, la diferencia entre B&D y S&M. Conozco las palabras de moda, la jerga, y que tú, Justin Booker, eras un amo mucho antes de que nos casáramos... Soy tu red de seguridad, pero no tu pasión. Ahora todo tiene sentido, cada mentira que hemos vivido durante diez años tiene sentido.”

Justin vio cómo su vida de los últimos diez años se desvanecía, se reducía, desaparecía tan rápido que en un instante todo se iría... pasaría a ser poco más que ...

... recuerdos borrosos. No sabía si enfadarse o arrepentirse. Le había robado sus archivos... había pasado mucho tiempo hackeando para encontrar las contraseñas. No era una simple treta, ni un accidente... ¡y mira lo que había descubierto!

"Lo siento, Emily, lo siento de verdad, sobre todo porque la información te haya llegado de esta manera."

"¿De qué otra manera podría haberme llegado? Nunca me lo habrías dicho. Creo que te gusta cómo están las cosas."

Negó con la cabeza en tono de disculpa. "Aun así, es una mala manera de descubrir la verdad. Estoy seguro de que mi vida te parece desesperadamente perversa," suspiró profundamente, "pero es quien soy. No puedo cambiar, no lo haré. Si lo que quieres es el divorcio... lo entenderé."

“No, no, detente ahí,” levantó la mano como un policía de tráfico. Parecía haber llegado a un precipicio… al borde de un barranco donde, al mirar hacia abajo, perdería el equilibrio… con el corazón acelerado, la cara enrojecida, las emociones la dominaban, salvajes y locas por dentro, mientras que por fuera parecía razonable y serena. Sin embargo, no pudo mirar a su marido hasta que recuperó el aliento, respiró hondo y finalmente le miró a los ojos. “No quiero el divorcio, Justin. Me malinterpretas si crees que estoy molesta por tus secretos.” Se detuvo, empezó, pero no le salieron las palabras, y luego volvió a empezar vacilante… “Yo-yo quiero ser tu esclava sexual.”

Siguieron sesenta segundos de completo silencio. Los corazones dejaron ...