1. Una Noche de Fuego en Málaga


    Fecha: 13/11/2025, Categorías: Infidelidad Autor: GTor0, Fuente: TodoRelatos

    ... vino para la fiesta,” dijo con una naturalidad que me dejó boquiabierto. Carmen la miró, luego me miró a mí, y entrecerró los ojos. “¿Y por qué estaba cerrada la puerta con pestillo?” preguntó, su tono lleno de sospecha. Mi cara estaba roja, y el sudor me corría por la frente, pero Sandra no perdió el control. “Porque no queríamos que entraran los niños a revolver todo, ¿verdad, Antonio?” dijo, dándome un codazo cómplice.“Eh… sí, claro, los niños,” murmuré, intentando sonar convincente, aunque mi voz temblaba. Carmen no parecía muy convencida, pero tampoco insistió. “Bueno, pues ya que estás aquí, ayúdame a llevar unas cosas a la mesa,” me dijo, dándose la vuelta para volver a la fiesta. Respiré hondo, aliviado, pero cuando miré a Sandra, vi esa chispa en sus ojos que me decía que esto no había terminado.Seguimos a Carmen de vuelta al área principal del cortijo, donde la música flamenca seguía sonando y los invitados bailaban y reían. Sandra se mezcló con la multitud, pero antes de alejarse, se acercó a mi oído y susurró: “Esto no se queda así, gordito. La próxima vez, te voy a hacer gritar de verdad.” Su aliento caliente contra mi piel me puso los pelos de punta, y mi polla, que debería estar agotada, dio un salto otra vez.El resto de la tarde fue una tortura. Intenté comportarme como si nada hubiera pasado, charlando con los familiares, comiendo tapas y bebiendo vino, pero cada vez que veía a Sandra, mi mente se llenaba de imágenes de su coño mojado, su boca chupándome, ...
    ... su culo rebotando contra mí. Ella, por su parte, no dejaba de provocarme desde la distancia: se lamía los labios mientras me miraba, o se inclinaba para mostrarme el escote de su vestido, sabiendo perfectamente el efecto que tenía en mí.Cuando llegó la noche y la fiesta empezó a calmarse, pensé que por fin podría relajarme. Pero entonces, mientras ayudaba a cargar unas cosas en el coche para irnos, Sandra se acercó otra vez. “Voy a Málaga esta noche, a un bar que me gusta. Si tienes cojones, ven a buscarme,” me dijo, y me dio un papelito con una dirección escrita. Miré el papel, luego a ella, y sentí que mi mundo se tambaleaba otra vez.Miré el papel que Sandra me había dado mientras subía al coche con Carmen, que estaba ocupada despidiéndose de la familia. La dirección era de un bar en Málaga, y aunque no conocía el lugar, sabía que Málaga tenía una vida nocturna vibrante, llena de bares y discotecas donde la gente joven y no tan joven se mezclaba hasta altas horas de la madrugada. Eran las nueve de la noche, y el trayecto de vuelta a nuestro hotel en Málaga capital nos tomaría unos 40 minutos desde el cortijo. Mi mente estaba hecha un lío. Por un lado, sabía que seguirle el juego a Sandra era una locura; Carmen ya sospechaba algo, y si me pillaba, mi matrimonio de 35 años se iría al carajo. Pero por otro lado, mi polla no dejaba de palpitar con la idea de volver a tener a esa andaluza salvaje entre mis manos.“¿Qué tienes ahí?” me preguntó Carmen mientras arrancaba el coche, ...
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