1. Una Noche de Fuego en Málaga


    Fecha: 13/11/2025, Categorías: Infidelidad Autor: GTor0, Fuente: TodoRelatos

    ... arqueó una ceja, como si supiera que estaba al borde de un precipicio, pero no dijo nada más. Pidió otra copa de vino para mí, y mientras charlábamos, sus manos no dejaban de tocarme: un roce en el brazo, un apretón en el muslo, un dedo que se deslizaba por mi rodilla. Cada gesto suyo me ponía más cachondo, y sabía que ella lo estaba haciendo a propósito.Después de un rato, se inclinó hacia mí y susurró: “No vine aquí solo para tomar vino, Antonio. Hay un sitio detrás del bar, un callejón donde nadie nos va a molestar. ¿Te atreves?” Mi polla respondió por mí antes de que mi cerebro pudiera procesarlo. “Vamos,” dije, y ella sonrió, tomándome de la mano y guiándome hacia la salida trasera del bar.El callejón era estrecho, oscuro, con olor a humedad y basura, pero en ese momento me importaba una mierda. Apenas llegamos, Sandra me empujó contra la pared y se pegó a mí, besándome con una furia que me dejó sin aliento. Su lengua se metió en mi boca mientras sus manos desabrochaban mi cinturón otra vez. “Te voy a follar aquí mismo, gordito, y no me importa si alguien nos ve,” gruñó contra mis labios, y antes de que pudiera responder, ya tenía mi polla en su mano, apretándola con fuerza.Se agachó y se la metió en la boca otra vez, chupándola con la misma intensidad que en el cortijo, pero esta vez había algo más salvaje en su manera de hacerlo. Lamía y succionaba como si quisiera devorarme, y yo no podía hacer más que gemir, agarrándole el pelo mientras mi polla se deslizaba por su ...
    ... garganta. “Joder, Sandra, vas a hacer que me corra ya,” jadeé, pero ella se apartó de golpe, levantándose con una mirada de fuego. “No tan rápido, viejo. Quiero que me folles primero,” dijo, y se levantó el vestido, apoyándose contra la pared y abriendo las piernas.No llevaba bragas, como antes, y su coño brillaba bajo la poca luz del callejón. Me acerqué, temblando de deseo, y la penetré de un empujón, sintiendo cómo su calor me envolvía otra vez. “Fóllame duro, cabrón,” me ordenó, y yo obedecí, embistiéndola con fuerza, mis manos agarrando su culo mientras la pared temblaba con cada golpe. Ella gemía sin control, y por un momento temí que alguien nos escuchara desde el bar, pero el placer era demasiado intenso para parar.Estaba tan metido en el momento que no vi las luces que se acercaban desde el otro lado del callejón. Un coche patrulla de la policía se detuvo a unos metros, y una voz gritó: “¡Eh, ustedes, qué están haciendo ahí!”Mi corazón se detuvo por completo. Las luces del coche patrulla iluminaban el callejón, y las sombras de los dos policías que se acercaban se proyectaban en la pared donde Sandra seguía apoyada, con el vestido subido y mi polla todavía dentro de ella. “Mierda, la policía,” susurré, paralizado de terror. Mi erección se desvaneció en un segundo, y traté de apartarme, pero Sandra me agarró por la camisa con una fuerza sorprendente. “No te muevas, gordito, déjame manejar esto,” dijo con una calma que me desconcertó. Su voz tenía ese tono pícaro que ya ...
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