1. Incesto y perversión (12) padre/hija hermana/hno


    Fecha: 13/11/2025, Categorías: Incesto Autor: Gabriel B, Fuente: TodoRelatos

    Capítulo 12
    
    Mauricio la vio correr y luego lanzarse al agua con una gracia inquietante. Lo estaba haciendo para él, lo sabía. Le gustaba que la mire, y a él le gustaba mirarla.
    
    Lulú había dado apenas tres zancadas sobre el borde de la pileta antes de impulsarse en el aire con una leve flexión de las piernas. El sol rebotó sobre su cuerpo en movimiento, dándole ese brillo dorado que tienen las cosas que uno no puede —ni quiere— dejar de mirar.
    
    El bikini que llevaba era mínimo. Una pieza roja, casi granate, que resaltaba su piel bronceada. La parte superior era sencilla, sin estructuras, apenas un par de triángulos finos que parecían mantenerse en su lugar más por capricho que por diseño. Las tiras se anudaban detrás del cuello y en la espalda baja, dejando mucha piel expuesta. La parte inferior —aún más audaz— se hundía en las caderas y dejaba ver la forma perfecta de sus nalgas.
    
    Cuando salió a la superficie, sacudiendo la cabeza, le gritó:
    
    —¡Dale, vení, Papi!
    
    Mauricio tardó un segundo en reaccionar. No se había puesto el traje de baño todavía. Ni siquiera había planeado meterse tan temprano. Pero ver a Lulú ahí, salpicando agua, flotando con esa naturalidad que parecía inventada, era como si una sirena lo hubiera llamado. Y él, pobre mortal, no tenía otra opción más que responder a ese canto.
    
    Además, esa forma en que pronunció “Papi”, le sonó con una lascivia sutil y deliberada, que lo hizo estremecer. Desde que habían cogido en el living de la casa, a ...
    ... apenas unos metros de donde su mujer dormía, la relación clandestina con su hija se había consolidado. Y si bien no habían vuelto a tener sexo otra vez, sí que se las ingeniaron para comerse a besos cada vez que estaban alejados de los otros integrantes de la familia, como así también, decirse cosas sucias al oído, o por mensajes que era borrados para no dejar rastro de su traición.
    
    Esa tarde habían decidido salir de casa, tener un día de familia. De hecho, desde el mismo día en el que tuvo sexo con su hija por primera vez, no habían vuelto a salir los cuatro.
    
    La quinta era un verdadero lujo. No solo por lo material, sino también por esa sensación de privacidad y aire libre que la ciudad ya no ofrece. Un terreno generoso, rodeado por ligustros altos y tupidos. La casa era rústica pero acogedora, de ladrillo visto, con ventanales amplios y una galería con sombra. A un costado, la parrilla. Al otro, la pileta rectangular, embaldosada con cerámicos claros y rodeada de pasto bien cortado. Las reposeras, dos sombrillas y una mesa larga completaban el cuadro.
    
    Era un día caluroso. El tipo de calor que no se soporta más que en el agua. Y ahora, ahí estaba él, sintiéndose ridículo por la forma en que esa chiquilla lo desestabilizaba sin esfuerzo.
    
    —Ya voy —le dijo, sonriendo para disimular su ansiedad.
    
    Virginia y Adriel se habían metido en la casa hacía unos minutos. Mauricio no recordaba con claridad por qué. Tal vez fueron a buscar hielo, o algo para picar. La cuestión ...
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