La sumisión de Claudia, Cap. 8 - Relatos Eróticos

La sumisión de Claudia, Cap. 8

... volver?"

"Creo que sí. Pero es que no sé cuándo.”

Carline resopló. "Bien. ¿Cómo es que mujeres hermosas e inteligentes como nosotras todavía pueden caer en esos viejos trucos?” Le había vuelto la sonrisa.

Claudia se rio débilmente. "Las hormonas, supongo," se encogió de hombros.

"Debe haberte enganchado muy bien," observó Carline. "Me gustaría decir que es genial, pero te has estado saltando los entrenamientos durante más de una semana y luego vienes y tratas de matarme."

Eso no era ni la mitad. También había faltado al trabajo y la jefa nunca debería hacer eso. Los últimos dos días había estado sin salir de la oficina como si pudiera recuperar el tiempo perdido. No había sido justo para Jerry ni para Amanda. Jerry recelaba ahora de hablar con ella y la pobre pequeña Amanda había estado al borde de las lágrimas más de una vez. Tendría que disculparse con ambos mañana por la mañana. Si Marabel todavía hubiera estado en la oficina, habría dejado las cosas claras a Claudia, fuera o no fuera la jefa. Pero Marabel no volvería en al menos una semana más, cuando solucionara algún problema familiar.

“Entonces…” Carline se encogió de hombros. “Tal vez regrese, tal vez no. ¿Te sentarás a esperarle? Vamos. Hay muchos chicos aquí que ya están interesados en ti. Podría presentarte a algunos.”

"Gracias, pero no." Claudia negó con la cabeza. "Estaré bien, de verdad." Suspiró. “Pienso que solo tenía que dedicarme a algo. Estoy mejor ahora."

"Más te vale," respondió ...

... Carline. "Vuélvete loca conmigo otra vez y te aplastaré."

Claudia tuvo que sonreír. Carline no sólo era más alta, sino que también era mucho más musculosa, no como las culturistas, pero aun así era impresionante. También daba muchas de las clases de defensa personal del centro. No había duda de que podría hacer exactamente lo que había prometido.

Carline le devolvió la sonrisa. “¿Vas a ir a las duchas ahora? Estoy casi al final de mi turno. Podríamos ir a algún sitio, tomar un par de copas y quejarnos de los tíos.”

“Ah…” Claudia vaciló. Eso le resultó inesperado. Tenía intención de ducharse en casa. Todavía tenía algunas marcas en el cuerpo... principalmente en el culo. Ya eran débiles y difusas, pero aun así no quería correr el riesgo de que alguien las viera. “Quizás en otro momento, gracias. Voy a irme a casa a acostarme.”

"Apuesto a que primero revisarás el correo electrónico." Carline se rio. “Está bien, tía. En otro momento." Recogió los guantes. "Tenme al tanto."

***

Claudia entró en el apartamento, cerró la puerta tras ella, dejó caer la bolsa de gimnasia al suelo y suspiró. Era el mismo lugar que había sido antes de que llegara Sam. Ahora que él ya no estaba, se sentía frío, vacío y desolado. ¿O era simplemente ella la que se sentía así? Suspiró de nuevo y se quitó los zapatos, todavía de pie junto a la puerta. Comenzó a quitarse la ropa de gimnasia. Cuando Sam estaba aquí, la había convencido de que se desnudara para él en el momento en que entrara. ...