La sumisión de Claudia, Cap. 8 - Relatos Eróticos

La sumisión de Claudia, Cap. 8

... ¿Quizás una bebida para ayudarla a relajarse? Sam había dejado una pequeña reserva de licores. Después de revisarla, se decidió por una copa de vino. Había ron disponible, pero a ella le gustaba mezclarlo con zumo de frutas, y había usado el último la noche antes. Ir de compras mataría algo de tiempo, pero simplemente no quería salir. Lo único que quería, se dio cuenta con tristeza, era a Sam.

Un pensamiento la asaltó. Echó un trago de vino y se llevó la copa al ordenador. Era casi seguro que le habría enviado uno o dos correos más. Mientras encendía el ordenador pensó en llamarlo. Le había pasado su número de móvil antes. Hasta ahora no lo había usado. Todavía estaba enfadada porque no la había llamado más de una vez y una parte de ella insistía en que todavía tenía que llamarla y hablar con ella, no con su maldito contestador... primero. Quizás era hora de ceder un poco. Su último correo electrónico decía que podía llamarlo a cualquier hora del día o de la noche. ¿Qué hora era ahora donde estaba?

Sonó el teléfono. Había tanto silencio en el apartamento que el ruido repentino la hizo sobresaltarse. Su primer pensamiento fue preguntarse quién podría estar llamándola. El siguiente fue que podría ser Sam. Le costó un esfuerzo, pero logró caminar, no correr, desde el ordenador hasta el teléfono. Dejó que sonara tres veces antes de levantarlo. Si dejaba que sonara más, saltaría el contestador automático.

"¿Hola?" Mantuvo la voz tranquila.

"¿Red? Soy ...

... Sam.”

“Sam…Sam…” Fingió no reconocer el nombre ni la voz. "¿Estás seguro de que llamas al número correcto?" Se sentó en la silla al lado de la mesita que sostenía el teléfono.

“Bastante seguro,” respondió. “Te envié un correo electrónico. ¿Ya lo leíste?”

No se había dado cuenta de su broma… o simplemente la estaba ignorando. Su voz sonaba peculiar. ¿Algo iba mal?

“No… no, no lo he hecho. Acababa de encender el ordenador cuando llamaste.”

"Bueno. Escucha, Red…”

"¿Sí?"

Hubo una pausa antes de continuar. “Tengo un pequeño problema aquí. Estaba pensando que me podrías ayudar.”

De repente pensó que el pequeño problema sería que él la echaba de menos tanto como ella le echaba de menos a él y que podía ayudarla con una pequeña sesión de sexo telefónico. Pero no... sonaba demasiado serio... incluso sombrío.

"¿Cuál es el problema?"

“Un amigo mío ha desaparecido. Y también una gran cantidad de dinero en efectivo.”

"¿Se lo llevó él?"

Otra pausa. “Este tío, Red. Lo conozco. Simplemente no haría eso. Jamás."

"No entiendo."

“He acudido a la policía, al sheriff... Demonios, incluso a la policía estatal de aquí. No consigo que ninguno de ellos se interese en el caso. Todos creen que saben lo que pasó.”

“¿Qué creen que pasó?”

“Creen que se quedó el dinero y se escapó. Le tienen en caza y captura en todas partes.”

"¿Qué crees que pasó?"

Hubo una pausa muy larga ahora. “Red…” dijo finalmente, “creo que está muerto. Creo que alguien lo mató, se apoderó del ...