1. La visita de mi sobrino


    Fecha: 16/11/2025, Categorías: Incesto Autor: Raul Joaquin, Fuente: CuentoRelatos

    Nosotros acostumbrados a estar solos nos paseamos desnudos por la casa, y como hemos contado antes incluso cuando esta la sirvienta o criada, y es habitual en nosotros que de repente tengamos relaciones en cualquier parte de la casa, ambos gozamos a plenitud el sexo, además de la excelente comunicación que tenemos.
    
    Mi esposa es de 34 años y yo de 38, ambos nos conservamos bastante bien.
    
    Bueno, un día recibo el llamado de un primo que vive fuera de la capital para solicitarme si podemos recibir a su hijo en nuestra casa, ya que viene a la capital a dar unos exámenes para la Universidad, obviamente no ponemos objeción, pues muchas veces nosotros hemos sido recibidos en casa de ellos.
    
    Llegó Rubén a la casa un día sábado por la tarde, muchacho alto bien formado, no atlético, pero de contextura delgada, un poco corto de genio, pero si observador, ya que miraba mucho a Verónica.
    
    Y eso me hizo pasarme una infinidad de películas morbosas por la mente, sintiendo unos deseos locos de mostrar a Verónica desnuda para que él se calentara incluso que tuviera relaciones con ella.
    
    Nosotros veníamos llegando de andar en el ajetreo de las compras del fin de semana y él estaba esperando en la puerta de la casa, entramos, Verónica lo llevó al dormitorio de visitas donde le preparó la cama mientras yo conversaba con él en la puerta de la pieza, mientras sacaba sus cosas de un bolso de viaje.
    
    Como Verónica tenía que agacharse para poner las sábanas yo veía que se le subía la ...
    ... falda y sin querer estaba mostrando sus exquisitos muslos, Rubén pegó la mirada en las piernas de Verónica quedándose callado por unos segundos, ahí se me acrecentó el morbo de verle las piernas al aire a mi esposa delante de un hombre que se la comía con la vista, posiblemente excitándolo, pasó eso y seguimos conversando hasta que Verónica terminó de armar la cama.
    
    Nos fuimos a nuestro dormitorio a cambiarnos de ropa, Verónica me pidió que cerrara la puerta que por costumbre nunca lo hacemos, a regañadientes acepté.
    
    Me desvestí poniéndome un short y una polera, cuando ella se sacó el vestido que traía y quedo en sostén y calzón, de esos con filo dental, se me vino a la mente la imagen anterior, me acerqué a ella y la abracé besándola por todos lados soltando su sostén dejándola con las tetas libres las que tomé y empecé a acariciar, “espera a la noche -me dijo ella-, que tengo que preparar algo de comer para nosotros y Rubén”.
    
    La dejé y quiso abrocharse el sostén a lo que rápidamente se lo quité y lo tiré dentro del closet, dejándola solamente con el filo dental, “mi amor como voy a andar así si no estamos solos”, me dice, “ponte ese vestido con el que andas siempre en la casa”, dije, “pero no te pongas el sostén, tú sabes que me encanta que andes así”.
    
    Se puso un vestido de casa que le queda un poco corto, muy rico, lo que hace que se le vean bien sus muslos y se le marque el potito, sus pechos sueltos, daba gusto mirarla.
    
    Me dice, “¿no es demasiado sugerente?, ...
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