1. DINERO


    Fecha: 11/02/2019, Categorías: Infidelidad Autor: dulces.placeres, Fuente: SexoSinTabues

    DINERO Apenas tenía quince cuando me casé con Atilio, fue con el consentimiento de mis viejos porque hacía tiempo que lo conocían y había calado hondo en la familia y lo querían como a un hijo. Demás está decir que fue mi primer hombre, el me llevaba seis años y nos habíamos conocido por un amigo en común. El trabajaba en una importante empresa que daba servicios de limpieza a otras empresas, como ser por ejemplo industrias, hoteles, dependencias gubernamentales. El básicamente participaba en las cuadrillas que limpian vidrios desde afuera de los edificios, esos que uno ve típicamente en las películas y que inspiraron tantas escenas de comicidad ó disparatadas tomas de acción. Todo iba bien entre nosotros, éramos el matrimonio perfecto, cuando llegaba a mis veinte años estábamos planificando tener nuestro primer hijo, sencillamente dejamos de cuidarnos, y una macabra pirueta del destino cambiaría para siempre nuestras vidas. Cuando esa mañana tocaron a mi puerta, jamás imaginé escuchar lo que escucharía, al otro lado, un par de compañeros de trabajo me pondrían al tanto que mi esposo había tenido un severo accidente, los sistemas de seguridad habían fallado, había caído de una altura considerable golpeando con varios objetos a su paso… Lo siguiente que recuerdo es que volvía en mí luego del desmayo, él estaba vivo, pero demasiado golpeado por los impactos, era un milagro que no hubiera muerto. Atilio no salió muy bien parado de ese accidente, entre varios percances había ...
    ... golpeado su pene de tal forma que de milagro no se lo amputaron, quedó totalmente impotente, sin sensibilidad, una pierna con severas secuelas, al punto de llevarla casi a la rastra y tener que valerse de un bastón para poder movilizarse. Imaginen el tiempo que le llevó reponerse de varias fracturas, hematomas y contusiones, tuvieron que intervenirlo quirúrgicamente unas seis veces en distintas partes del cuerpo. Cuando todo había pasado, concluí que estaría atada de por vida a una sombra de hombre, con profundos trastornos psicológicos y asistencia casi permanente, era común que despertara gritando por las noches, sudado, angustiado, llorando, el era muy fuerte y soportaba con hombría los dolores permanentes de su maltratado cuerpo. Nos fuimos arreglando con el tiempo, Atilio era muy hábil con la lengua, con los dedos, incluso usando juguetes, pero me faltaba algo, no podía evitarlo, ambos lo sabíamos y para él el hecho de ser tan joven y tener su vida sexual terminada era sencillamente devastador. Los años fueron dañando nuestra relación, como mujer no podía dejar de añorar una buena verga en mi interior, y las cosas se fueron complicando día a día, el amor que sentía por él se fue mezclando con lástima, al punto de no saber bien donde estaba parada. A todo esto, nuestra situación económica era de lo peor, Atilio se había jubilado por su discapacidad permanente, la paga era miserable y yo pasaba demasiado tiempo en su cuidado, hacía algo de repostería para ganarme unos pesos, ...
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