Fatty, Patty y Katty VI - Relatos Eróticos

Fatty, Patty y Katty VI

... momentos en su imaginación, al contrario, sería un enorme y perverso placer, ya que cuanto más la miraba más bonita le parecía. Sus miradas cada vez más atrevidas intentando averiguar las formas de la muchacha bajo el equipaje de futbol, que por cierto le venía algo grande, hicieron que Alma, al darse cuenta de ello, le preguntase:

-¿Se puede saber que miras, curilla de medio pelo? Llevas un rato, desde que estamos solos que parece que quieres desnudarme con la mirada.

-La verdad es que me estaba preguntando desde cuando tienes ese equipaje, que es de hace varias temporadas, y que lógicamente en su momento a ti te vendría demasiado grande, ya que incluso ahora se nota que no es tu talla. – intento disimular Jesús sus evidentes miradas a su culo y sus pechos, a la vez que se asombró que se dirigiese a él como lo había hecho en su ensoñación – Debe de ser por lo menos dos tallas más de la tuya.

-Se lo gane en una apuesta a un compañero de futbol, a un capullo arrogante y creído - le contesto la joven sin dejar de desmontar uno de los últimos paneles – No solo es mi equipación favorita, también la aprecio por como la conseguí.

-¿Y cómo la conseguiste? – pregunto intrigado Jesús - ¿Qué tipo de apuesta era?

-Me reto a correr una vuelta entera a la pista de atletismo que rodea el campo de futbol. – le contesto a la vez que le entregaba el panel que acababa de desmontar – Anda llévalo al otro dormitorio.

-Si no me equivoco son 400 metros una vuelta completa, ¿no ...

... es así?, y supongo que ganarías – le pregunto Jesús cuando volvió de dejar el panel – Y si tampoco me equivoco tu premio era la equipación que llevas puesta, pero ¿qué tenías que entregar tu si perdías?

-Bueno, la cuestión es que no perdí, - contesto a la vez que se sonrojaba violentamente y su cara se ponía colorada como un tomate – Ya no tiene importancia.

-Por cómo te has turbado y lo sofocada que estas ahora mismo, debía de ser algo bastante íntimo, o inmoral. – le provoco Jesús mirándola fijamente - ¿Qué te apostaste?

-Es muy fuerte, me da mucha vergüenza contarlo. – a la vez que decía esas palabras su cara, aunque parecía imposible que así fuese, se encendió aún más – No puedo contártelo.

-¿No me dirás que te jugaste complacerlo sexualmente? – le inquirió con cierta maldad Jesús intentando provocarla – No pareces una muchacha que se preste a esas cosas.

-Por supuesto que no, ¡pero que te has creído! – le contesto airada y fulminándole con la mirada – Su premio eran mis bragas, solo eso, exclusivamente mi prenda intima, supongo que, para cascársela como un mono con ellas en la mano, no iba a darle a semejante capullo mi virginidad.

-¿Entonces eres virgen? – Jesús lo preguntaba sorprendido de que volviese a coincidir con sus visiones tras el batacazo – Pues me alegro muchísimo.

-¿Y porque te alegras? ¿A ti que más te da si soy virgen o no? – le contesto preguntándole también ella realmente intrigada - Ya me dirás que te puede importar a ti semejante ...