1. REGIONALES pt. 3


    Fecha: 18/11/2025, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... calzoncito que estaba completamente empapado. Era gris claro y se notaba muy cabrón lo mojado. Parecía como si se hubiera orinado. Con mi mano derecha acariciaba su vulva sobre el calzón mientras con mi mano izquierda tocaba sus pechos. Ella me veía rendida, entregada completamente.
    
    —Eres toda una puta luna. Vas a ser mi puta, de ahora en adelante entiendes. Solo dijo que si con su cabeza mientras mordía sus labios.
    
    —Mira lo mojada que estás, Luna. Quieres, verga, que te la meta toda.
    
    Tomó la mano que tenía en sus pechos, llevándola a su boca, empezó a chupar de mis dedos como lo hizo con mi pene. Yo mantenía mis dedos en su boca y con mi otra mano ya media dos de mis dedos en ella.
    
    Me empezó a masturbar. Quité mi mano de su boca y me puse de lado, mirando frente a ella. Le empecé a meter los dedos con fuerza. Había hecho hacia un lado su panti; se escuchaban mis dedos como si estuviera golpeando un charco, cada vez que metía mis dedos y mi mano golpeaba su vulva. Estaba muy mojada y caliente. Me la jalaba y ella se retorcía en el colchón mientras la dedeaba. En eso pude ver cómo sus ojitos estaban completamente blancos y su cuerpo tenía espasmos.
    
    —Te está gustando, putita. Parece que ya te vas a venir y aún no empezamos, Luna. Eres toda una puta. En eso sentí cómo por mi mano escurrían las secreciones de Luna y ella temblaba.
    
    —Mira, qué puta eres, luna. Aún falta que te llene toda con mi verga. Ella se mordió los labios y dijo que si con la cabeza.
    
    —Sí, ...
    ... Si, por favor. Lléname con tu verga y termina dentro de mí.
    
    —Qué puta eres, luna. Quieres que te use y te deje todo dentro.
    
    —Sí, eso quiero que te vengas dentro de mí.
    
    Le quité el calzón y abrí sus piernas. Las separé completamente y contemplé lo rica y dilatada que estaba. Otra vez podía oler el delicioso olor de ella.
    
    No podía aguantar más y le empecé a dar el sexo oral. No lo esperaba, cada pasada de mi lengua en su vagina era un gran grito o gemido. Escurrían ríos de ella. Temblaba y se estremecía cada vez que mi lengua entraba en ella. Y aún no empezaba a dedearla y lamerla.
    
    Sujetaba con fuerza sus piernas que, por reflejo, las cerraba cada vez que pasaba o metía mi lengua en ella. Le empecé a besar y mamar el clítoris. En eso pude escuchar cómo empezó a tener un orgasmo. Gritaba fuertísimo.
    
    La música en la tele ni se escuchaba. Acerqué más mi cabeza y con una mano empecé a dedearla. Se vino cabrón, no dejaba de temblar, gritaba y pedía que parara. Yo estaba deleitado comiendo su dulce miel. Mi verga estaba durísima. Con mi mano empecé a acariciarla suavemente por encima. Dándole un descanso, dejándola sentir todo el placer. La volteaba a ver y ella estaba deshecha. Su cabeza veía hacia el colchón y su respiración era rápida y fuerte. Se estaba recuperando. Con mi mano acariciaba su ano viendo que tan listo estaba para mí. Después de unos momentos así.
    
    Ella volteó a verme y con su cabeza decía que no cada que acariciaba su culito. Yo solo sonreí de ...
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