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Ser dependiente de una sexshop - 2
Fecha: 21/11/2025, Categorías: Infidelidad Autor: secre, Fuente: TodoRelatos
... confianza. "¿Cómo te sientes?" pregunté, mi voz llena de preocupación genuina. "Mejor, mi señor" respondió, su voz apenas un susurro. "Gracias.". Así que además de timida es sumisa, pensé. "Por favor, siga," y yo obedientemente seguí, de un dedo a dos, ella se sostenía contra el espejo gimiendo suavemente. "Qué bueno, me gusta, más, no pares..." eran sus palabras. Mis dedos se movían con una mezcla de habilidad y deseo, explorando y preparando su cuerpo con cuidado. Podía sentir cómo su respiración se aceleraba, cómo sus gemidos se volvían más intensos. La escena era erótica, cargada de una energía palpable que llenaba la pequeña sala. "Así," susurré, mi voz baja y dominante. "Déjate llevar. Estás haciendo un excelente trabajo." Mis dedos se movían con precisión, estirando y preparando, asegurándome de que cada movimiento fuera placentero y cómodo para ella. Sus gemidos se volvieron más fuertes, más desesperados, y pude ver cómo su cuerpo respondía, cómo se arqueaba contra el espejo en busca de más. "Más," susurró, su voz llena de necesidad. "No pares, por favor." Obedecí, aumentando la intensidad de mis movimientos, asegurándome de que cada caricia fuera perfecta. Podía sentir cómo su cuerpo se tensaba, cómo se acercaba al borde del éxtasis. La habitación estaba llena de sus gemidos, de la música de su placer. "Así," murmuré de nuevo, mi voz llena de aprobación. "Déjate ir. Estás a punto de llegar.". nal, más delgado que el otro. Y entró la cabeza ...
... casi sin resistencia. Comencé a moverlo poco a poco. También comencé a mover suavemente el dildo vaginal, que estaba literalmente goteante. Mi clienta se derretía por dentro. Mis movimientos eran precisos y controlados, asegurándome de que cada sensación fuera placentera y cómoda para ella. Podía sentir cómo su cuerpo respondía, cómo se relajaba y se abría a las nuevas sensaciones. Sus gemidos se volvieron más profundos, más intensos, una sinfonía de placer que llenaba la habitación. "Así," susurré, mi voz baja y dominante. "Déjate llevar. Estás haciendo un excelente trabajo." Mis manos trabajaban en sincronía, moviendo ambos dildos con una cadencia perfecta, asegurándome de que cada caricia fuera perfecta. Podía ver cómo su cuerpo se tensaba, cómo se arqueaba contra el espejo en busca de más. "Más," susurró, su voz llena de necesidad. "No pares, por favor." Obedecí, aumentando la intensidad de mis movimientos, asegurándome de que cada caricia fuera perfecta. Podía sentir cómo su cuerpo se tensaba, cómo se acercaba al borde del éxtasis. La habitación estaba llena de sus gemidos, de la música de su placer. "Así," murmuré de nuevo, mi voz llena de aprobación. "Déjate ir. Estás a punto de llegar." Y lo hizo. Su cuerpo se tensó, y un gemido largo y profundo escapó de sus labios mientras alcanzaba el clímax. La observé, admirando la belleza de su liberación, la forma en que su cuerpo se estremecía con cada oleada de placer. Cuando finalmente se relajó, se ...