1. Compañeros - Capítulo 23: La mirada de Carlota


    Fecha: 22/11/2025, Categorías: Grandes Relatos, Autor: nowbly, Fuente: TodoRelatos

    ... hombre mayor. Destaca entre el resto porque es altísimo, fácilmente más de 1.90, y de complexión fuerte, ancha de hombros. Lleva una camisa blanca perfectamente planchada y unos pantalones oscuros; su piel es morena, como de bronce eterno, y el pelo negro cortado corto a los lados, con un punto sofisticado. Pero lo que realmente me atrapa es su rostro: mandíbula marcada cubierta por una barba bien recortada, labios llenos y esa mirada… unos ojos oscuros, profundos, que desprenden una seguridad casi desafiante. Me doy cuenta de que llevo varios segundos mirándolo fijamente. Y entonces sucede: sus ojos se encuentran con los míos a través del gentío.
    
    Un calor me sube desde el pecho hasta las mejillas. Él no aparta la mirada; al contrario, clava esos ojos negros en mí como si ya me hubiera elegido. Tengo que tragar saliva. Dios… Noto un hormigueo entre las piernas sin que el tipo haya dado un solo paso.
    
    —Ese de ahí no te quita ojo, ¿eh? —me susurra Daniela de pronto al oído, sobresaltándome. No me había dado cuenta de que me estaba observando—. Te lo has ligado sin mover un dedo, tía.
    
    —¿Quién es? —pregunto en voz baja, sin dejar de mirarlo de reojo. Él sigue apoyado, pero ahora me dedica una sonrisita ladeada, segura de sí. Me está invitando con la mirada.
    
    —Ni idea —dice Daniela encogiéndose de hombros—. Pero está como un tren…
    
    Nos reímos juntas, medio cómplices. Mi amiga me da un leve empujoncito. —Ve a saludarlo —me apremia con brillo travieso en los ojos—. Yo ...
    ... voy a cotillear por ahí, a ver si pillo algo de champán.
    
    Daniela sabe perfectamente que el hombre misterioso me ha electrizado, y me deja el camino libre. Respiro hondo, apuro lo que quedaba de mi gin-tonic y, armándome de valor, camino hacia la barra donde él está. Cada paso siento su mirada recorrerme, lo puedo notar quemando en mi piel. Es esa clase de hombre que haría que cualquiera se sintiese desnuda con solo mirarla.
    
    Llego a su lado y poso mi copa vacía en la barra, intentando parecer relajada. Él se gira hacia mí, imponente. Mide al menos dos cabezas más que yo con tacones; tengo que alzar la barbilla para sostenerle la mirada. Una sonrisita se dibuja bajo su barba bien perfilada.
    
    —Hola —saludo, notando mi voz un poco más tímida de lo que querría.
    
    —Hola, preciosa —responde él, en un español perfecto pero con un acento extranjero indescifrable. Su voz es grave, profunda, de esas que vibran en el pecho. Me tiende una mano grande—. Me llamo Samir.
    
    Aprecio un reloj carísimo asomando en su muñeca mientras estrecho su mano. Su apretón es firme, decidido. —Carlota —digo con una sonrisa.
    
    Él no suelta mi mano de inmediato. Sus ojos me recorren sin pudor de arriba abajo, y yo siento que me derrito un poco bajo ese escrutinio. —Un placer, Carlota. ¿Te han dicho que estás absolutamente espectacular esta noche? —Su tono es directo, intenso. Me hace temblar un poco las rodillas.
    
    —Eh… gracias —acierto a decir, soltando una risita nerviosa. Estoy acostumbrada a que ...
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