Atracción y Poder. Capítulo 7 - Relatos Eróticos

Atracción y Poder. Capítulo 7

Capítulo 7: "Pruebas y Juegos de Poder"

El sol comenzaba a iluminar suavemente el dormitorio cuando Laura abrió los ojos. Daniel aún dormía a su lado, su respiración tranquila. Laura lo observó durante unos segundos antes de levantarse con cuidado, decidiendo que ese día sería especial. No solo para ella, sino también para él.

Después de una ducha rápida, escogió con cuidado su atuendo: un vestido rojo que abrazaba perfectamente su figura, con un escote en V lo suficientemente pronunciado para ser provocativo pero sin perder la profesionalidad. y un par de tacones negros altos que sabía que eran uno de los fetiches secretos de Daniel. Mientras se maquillaba, una idea traviesa comenzó a formarse en su mente.

—Hoy será un día para recordar, cariño —murmuró para sí misma, con una sonrisa.

Laura caminó hacia la cama y se sentó en el borde, despertando a Daniel al deslizar suavemente un pie sobre su pierna desnuda. Él abrió los ojos lentamente y su mirada quedó atrapada en la imagen de Laura, perfecta y radiante.

—Buenos días, amor —dijo él, incorporándose para besarla.

Pero Laura lo detuvo con un gesto de su dedo índice.

—No tan rápido, cariño. Primero, quiero que demuestres tu devoción.

Daniel parpadeó, algo confundido, pero inmediatamente entendió su tono.

Laura extendió una pierna y señaló sus tacones.

—Bésalos. Quiero que comiences el día recordando a quién perteneces.

Daniel, aunque algo somnoliento, obedeció sin dudar. Se inclinó hacia sus ...

... tacones y los besó con delicadeza, mientras Laura lo observaba con una mezcla de satisfacción y autoridad.

—Eso es. Muy bien, cariño —dijo Laura, acariciándole el cabello antes de levantarse—. Ahora, prepárate para el trabajo. Hoy será un día interesante.

Antes de que Daniel saliera de casa, Laura lo detuvo en la entrada con una sonrisa enigmática.

—Espera un momento, cariño. Quiero darte algo para que recuerdes quién manda.

Abrió su bolso y sacó discretamente un pequeño tanga negro de encaje.

Daniel la miró, sorprendido.

—¿Qué… qué es esto? —preguntó, aunque ya sabía la respuesta.

—Es mi tanga favorito, y quiero que lo lleves puesto hoy. En lugar de tus aburridos calzoncillos —dijo Laura, colocando la prenda en su mochila—. Pero no lo mires ahora. Quiero que te sorprendas más tarde.

Daniel intentó protestar, pero Laura lo interrumpió con una mirada firme.

—No hay discusiones, cariño. Esto no es negociable. ¿Entendido?

—Sí, Laura… entendido —respondió él, rindiéndose a su voluntad.

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Nada más llegar al trabajo, Laura comenzó a revisar unos documentos en su despacho cuando Álvaro apareció en la puerta. Sus tacones negros altos resonaron en el suelo cuando giró su silla para mirarlo.

—¿Laura? Aquí tienes los informes del trimestre —dijo Álvaro, sosteniendo una carpeta en sus manos mientras entraba con cautela. Laura levantó la vista lentamente, dejando que el silencio pesara un ...