Atracción y Poder. Capítulo 7 - Relatos Eróticos

Atracción y Poder. Capítulo 7

... poco más de lo necesario antes de hablar.

—Déjalos sobre la mesa, Álvaro. Y toma asiento, quiero repasar algunos puntos contigo.

Él obedeció, colocando los informes con cuidado y sentándose frente a ella. Laura lo observó mientras lo hacía, cruzando las piernas de manera deliberada, lo que hizo que la abertura de su vestido revelara más piel. Álvaro evitó mirar, pero ella no pasó por alto el leve movimiento de sus ojos.

—¿Cómo te estás adaptando al equipo? —preguntó Laura, inclinándose ligeramente hacia atrás y apoyando las manos en los reposabrazos de su silla.

—Muy bien, Laura. Estoy aprendiendo mucho y… creo que estoy entendiendo mejor las dinámicas —respondió Álvaro, sin atreverse a mirarla directamente.

Laura dejó escapar una leve risa, inclinándose hacia adelante con un aire despreocupado pero calculado.

—¿Dinámicas? Qué interesante. ¿A qué te refieres exactamente? Álvaro tragó saliva, ajustándose ligeramente en la silla.

—A cómo… bueno, cómo manejamos las tareas, los tiempos, las expectativas… —balbuceó, claramente incómodo bajo su escrutinio.

—¿Y qué tal yo, Álvaro? —preguntó, entrelazando los dedos bajo su barbilla—. ¿Cómo sientes que manejo las cosas?

Él levantó la vista un instante, atrapado entre la incomodidad y la admiración.

—Eres… excelente. Siempre sabes lo que haces. Es muy fácil aprender de ti.

—Eso es bueno de escuchar. Pero dime, Álvaro, ¿te sientes cómodo trabajando conmigo? ¿O te intimido? —preguntó, dejando que un ...

... tono juguetón se filtrara en sus palabras.

—No, para nada. Estoy cómodo, aunque… —se detuvo, buscando las palabras adecuadas—. Aunque siempre quiero dar lo mejor de mí para estar a la altura.

Laura arqueó una ceja, intrigada por su sinceridad.

—Eso espero. Porque no tengo espacio para mediocridades en mi equipo. Y quiero que seas excepcional, Álvaro. Mientras hablaba, dejó caer intencionadamente su bolígrafo al suelo, justo frente a Álvaro.

—¿Podrías recoger eso por mí? —dijo, señalando el bolígrafo sin apartar la mirada de él. Álvaro asintió y se agachó para recogerlo. En el proceso, su mirada quedó inevitablemente fija en los pies de Laura, perfectamente cuidados y enmarcados por sus tacones. Cuando volvió a levantarse, Laura lo observó detenidamente, con una leve sonrisa en los labios.

—Gracias, Álvaro. Aunque… —dejó que el silencio se alargara mientras lo miraba fijamente—. Deberías trabajar un poco más en mantener tu enfoque. ¿Sabes lo importante que es la concentración, verdad?

Álvaro se sonrojó al instante, entendiendo el doble sentido implícito en sus palabras.

—Sí… claro, Laura. Lo siento —respondió, ajustando la carpeta que tenía en las manos como si necesitara algo que hacer.

Laura se levantó de su silla, rodeando el escritorio con pasos lentos y calculados hasta quedar a su lado. Colocó una mano en su hombro, lo que hizo que Álvaro se tensara ligeramente.

—No te disculpes. Solo es un consejo. Quiero que crezcas en este equipo, y para eso… ...