Atracción y Poder. Capítulo 7 - Relatos Eróticos

Atracción y Poder. Capítulo 7

... necesitas estar completamente presente. ¿Estamos? —dijo, inclinándose apenas hacia él.

—Sí, Laura. Lo entiendo —respondió, con la voz apenas audible.

—Perfecto. Eso sería todo por ahora. Puedes volver a tus tareas —dijo Laura, alejándose hacia su silla.

Álvaro se levantó rápidamente, murmurando un "gracias" antes de salir del despacho. Laura lo observó mientras cerraba la puerta, disfrutando del control que había ejercido sobre él.

Cuando la puerta se cerró y el silencio llenó nuevamente el despacho, Laura se permitió una sonrisa más amplia.

"Es tan fácil jugar con él. Un joven ambicioso, lleno de inseguridades, pero con un potencial que puedo moldear a mi antojo. No hace falta ser directa; basta con un poco de tensión y ya está atrapado. Pero esto no es más que un juego para mí, uno que estoy disfrutando demasiado."

Se acomodó en su silla, pensando en cómo pequeñas interacciones como esta le daban una sensación de poder que no podía comparar con nada más.

"Puedo controlarlo sin esfuerzo, y eso me recuerda lo importante que es tener el control en cada aspecto de mi vida. Álvaro es solo un entretenimiento pasajero… pero no por eso menos divertido."

Sonrió, disfrutando de su posición mientras sacaba el móvil.

--------------------------------------------------------

Daniel se encontraba tranquilo y relajado en su despacho, cuando de repente, sonó su teléfono móvil. Era Laura.

—Hola, amor. ¿Cómo va tu día? —preguntó, con un tono suave pero ...

... cargado de intención.

—Tranquilo, por ahora. ¿Tú? —respondió Daniel, tratando de mantener la compostura.

—Bien… aunque no puedo dejar de pensar en lo que tienes en tu mochila —dijo ella, dejando que sus palabras flotaran en el aire.

Daniel tragó saliva.

—Laura… estoy en el trabajo.

—No importa. Quiero que vayas al baño ahora mismo y te pongas mi tanga. Quiero que sientas que estoy contigo todo el día.

—¿Ahora? Pero… ¿y si alguien me ve? —protestó, aunque sin demasiada convicción.

—Eso no es mi problema, cariño. Lo haces, o esta noche te aseguro que dormirás frustrado.

Daniel no tuvo más opción. Fue al baño y, asegurándose de que nadie lo viera, se quitó los calzoncillos y se puso el tanga de encaje. La sensación del encaje contra su piel era extraña, pero también le recordaba a Laura y su dominio.

El reloj marcaba las 11:30 de la mañana cuando Daniel, aún algo inquieto por la llamada de Laura y el tanga que llevaba puesto, intentaba concentrarse en los informes frente a él. La sensación del encaje contra su piel lo distraía, recordándole constantemente su sumisión a Laura. Justo cuando comenzaba a retomar el foco, un suave golpe en la puerta interrumpió sus pensamientos.

—¿Puedo pasar, jefe? —la voz alegre de Alba se escuchó al otro lado.

Daniel respiró hondo antes de responder.

—Claro, adelante.

Alba entró con su característica energía, sosteniendo una carpeta y una sonrisa amplia. Vestía una blusa ajustada que realzaba sus curvas y un ...