Atracción y Poder. Capítulo 7 - Relatos Eróticos

Atracción y Poder. Capítulo 7

... mío. ¿Entendido?

—Sí, Laura.

Laura se colocó de nuevo la bata y caminó hacia el tocador, donde comenzó a arreglarse con calma. Su confianza era palpable, y cada movimiento suyo parecía diseñado para mantener a Daniel en ese estado de deseo y control.

—Ahora, termina de arreglarte, cariño. Sofía nos está esperando, y no quiero llegar tarde —dijo, mientras se aplicaba un poco de perfume en el cuello.

Daniel se vistió con cuidado, sintiendo el roce constante del tanga contra su piel. Aunque era humillante, también le resultaba excitante. Cada vez que miraba a Laura, sentía una mezcla de devoción y frustración que lo mantenía en constante tensión.

Cuando ambos estuvieron listos, Laura se giró hacia él y sonrió, observándolo de arriba abajo.

—Te ves perfecto. Y yo… bueno, creo que robaré algunas miradas esta noche. Pero recuerda, aunque todos me miren, tú sabes que soy tu dueña. Daniel asintió, sabiendo que la noche apenas estaba comenzando, y ya estaba cargada de emociones y expectativas.

Laura y Daniel llegaron al restaurante, donde Sofía ya los esperaba en la terraza.

Desde lejos, ambos notaron su presencia: Sofía lucía un vestido rojo ajustado con escote, que destacaba sus curvas y unas piernas tonificadas realzadas por tacones negros. Su maquillaje resaltaba sus labios carmesí y sus ojos oscuros, dándole un aire de confianza y sofisticación.

Al llegar a la mesa, Sofía se levantó con una amplia sonrisa.

—¡Laura! ¡Daniel! Qué alegría verlos otra ...

... vez —dijo mientras abrazaba a Laura con entusiasmo.

—Sofía, estás espectacular, como siempre —respondió Laura, devolviéndole el abrazo.

Sofía se giró hacia Daniel y le dio un beso en cada mejilla, un gesto cálido que le hizo recordar la última vez que se vieron.

—Hola, Daniel. Qué bien verte de nuevo. Espero que esta noche sea tan entretenida como la última vez.

—Hola, Sofía. Seguro que sí. Es un placer verte de nuevo —respondió Daniel, con una sonrisa tímida mientras trataba de mantener la compostura frente a las dos mujeres.

Ambos se sentaron, y Daniel sintió nuevamente el constante roce del tanga que llevaba debajo de su ropa, lo que lo mantenía en un estado de nerviosismo constante. Entre el porte imponente de Laura y la presencia seductora de Sofía, sentía que era el centro de un juego en el que apenas estaba empezando a comprender las reglas.

La conversación comenzó con una charla ligera. Sofía y Laura intercambiaron anécdotas de su juventud, riéndose mientras recordaban travesuras y momentos memorables.

—¿Recuerdas aquel viaje a la playa? —preguntó Sofía, con una risa contagiosa—. Los chicos no sabían qué hacer contigo. Los tenías a todos en la palma de tu mano.

—Bueno, no fue tan difícil. Solo hay que saber cómo pedir las cosas —respondió Laura, guiñándole un ojo.

Mientras tanto, Daniel observaba la interacción entre ambas mujeres, fascinado por la energía que compartían. Sin embargo, no pudo evitar sentirse expuesto cuando Sofía dirigió la ...