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Mónica DELUX (1): Primavera, tres pollas jóvenes y mi culito.
Fecha: 23/11/2025, Categorías: Anal Autor: Monica DELUX, Fuente: CuentoRelatos
... enfurecida―. Es como si nunca hubieses visto el culo de una chica. ¿Acaso no sabes para qué sirve aunque nunca lo hayas probado?… Tú quédate quieto, que yo hago todo el trabajo ―Añadí y comencé a moverme con velocidad, chocando mi culo contra su vientre y con toda la energía que era capaz de emplear. Durante unos minutos no cejé en mi empeño por clavármela hasta el fondo una y otra vez. Él mientras observaba cómo su verga entraba y salía, acompañando el movimiento de mi culo con sus manos. Pensé que seguramente Íñigo era de esos chicos que ven imposible que una chica se deje sodomizar con tanta ligereza. Y con mayor motivo si es ella quien se lo suplica. ―¡ASÍ!… ¡Así es como se hace, atontao!… ―le grité― ¿Es que no sois capaces de entender que quiero que me tratéis como a una puta?… ¿Es que no os habéis dado cuenta de que tengo más ganas que vosotros?… ¿Acaso una chica tiene que suplicar para que le den por el culo como Dios manda?… ―pregunté con insistencia entre jadeo y jadeo. Ni yo misma era capaz de reconocerme en aquel momento, e imagino que a ellos les costaba más trabajo entenderlo. Mucho más si tenían en cuenta mi mala leche cuando me obligaron a desnudarme. Pero yo no entendía el porqué de sus reticencias si fueron ellos quienes provocaron la situación. Supuestamente buscaban algún beneficio con su comportamiento. Finalmente conseguí que Íñigo aprendiese a comportarse como un hombre cuando tiene delante a una mujer totalmente entregada y rogando que le den ...
... por el culo. No, no llegó a correrse por segunda vez, pero estaba segura de que más tarde lo haría. Tan solo necesitaba tiempo para llenar de nuevo el cargador. El resto fue, como quien dice, coser y cantar. Pedro había tomado buena nota de lo que yo deseaba y asimiló al pie de la letra mis palabras. Y actuó en consecuencia, ¡vaya si lo hizo! Tomándome del brazo me levantó con brusquedad del suelo, tiró de mí para que le siguiera y me sentó sobre una roca similar en tamaño y forma a una mesita de salón. Allí me abrió de piernas y me la clavó por el agujerito de un solo empujón. Yo me aferré a su cuello y apreté los dientes para soportar el dolor inicial que me produjo aquella violenta embestida. De ese modo comenzó a sodomizarme sin compasión y a hurgar con varios dedos dentro de mi coño mientras lo hacía. ¡Dios mío!… ¡Cuánto placer me proporcionó aquella especie de bárbaro en que se había convertido mi amigo. Realmente se le notaba entregado a mi causa y no cedió en su empeño hasta robarme dos gloriosos orgasmos. Curiosamente yo me sentía insatisfecha y quería más de él, mucho más. ―Pedro, cariño ―le dije conteniendo las lágrimas y con la voz quebrada―. Haz un esfuerzo más y lléname el culito con tu leche. No hagas que te lo pida de rodillas porque lo haré. Vas a ver que fácil te lo pongo ―añadí mientras le acariciaba la polla con la mano. Le aparté con el antebrazo y me arrodillé en el suelo. Acto seguido deposité mi cuerpo sobre aquella especie de mesita pétrea y ...