1. Mónica DELUX (1): Primavera, tres pollas jóvenes y mi culito.


    Fecha: 23/11/2025, Categorías: Anal Autor: Monica DELUX, Fuente: CuentoRelatos

    ... me abrí bien el culo con ambas manos. No se lo pensó dos veces y volvió a embestirme con la misma agresividad empleada unos minutos antes. Nuevamente grité al sentir el aguijonazo en mi ano, y no dejó de follarme hasta inundar el recto con una lechada más o menos abundante. Mi culo describía pequeños círculos como si tuviese vida propia, tratando de extraer hasta la última gota.
    
    Aquella fue una de las pocas veces en mi vida que alguien vertía su esperma dentro de mi orificio estrecho. Finalmente Pedro consiguió que las lágrimas manasen de mis ojos agradecidos. Ya no pude contenerlas más y ello supuso un desahogo. No obstante, aquellas lágrimas perturbaron a mis tres amigos.
    
    ―¿Por qué lloras?… ¿Te he hecho daño?… ¿He sido demasiado brusco?… ―preguntó Pedro con insistencia y añadió compungido―. Pensaba que tus gritos no eran de dolor, sino todo lo contrario.
    
    ―No, Pedro. No te preocupes, porque son lágrimas de felicidad ―le dije al tiempo que colocaba ambas manos en sus mejillas y le miraba a los ojos―. Si alguien me hubiese dicho que hoy me darían por el culo hasta llorar de felicidad, seguramente le habría mandado a la mierda. Efectivamente los gritos eran de gusto y has conseguido que me corra varias veces… ¡Gracias! ―Presioné sus mejillas con fuerza y le di un sentido beso en los labios para que creyera mis palabras.
    
    ―No importa. Moni. En el fondo nosotros somos quienes tenemos mucho que agradecerte. Yo no sé los demás, pero hoy has hecho realidad una de mis ...
    ... fantasías favoritas ―me respondió algo nervioso.
    
    SI EL AMBIENTE ES ADECUADO, MEJOR HA DE SER EL RESULTADO
    
    Nos separamos y me quedé mirando a los tres con una amplia sonrisa presidiendo mi rostro.
    
    ―Pero, bueno… Esto no tiene por qué terminar. Yo… si vosotros queréis… tengo aguante para un rato más ―dije con cierto temor a que me respondiesen con una negativa.
    
    ―Por mí, sí ―dijo Alonso.
    
    ―Por mí, también ―respondió Íñigo.
    
    ―En vistas de que todos estáis dispuestos, yo no seré quien se raje. ¡Me apunto! ―dijo Pedro―. Pero, eso sí, en el momento en que quieras que paremos…, no te cortes un pelo.
    
    ―No os preocupéis por eso… ¡Os lo juro! Pero creo que deberíamos buscar un lugar más escondido, no sea que venga alguien. Porque, ahora que lo pienso, es algo que no habíamos pensado antes. ¡Qué vergüenza si viene alguien y nos pilla dale que te pego!
    
    Todos reímos y ello supuso una especie de desahogo. Nos vestimos, cargamos las bicicletas al hombro y caminamos por un sendero que se perdía en una arboleda. En poco más de diez minutos llegamos a una zona lo suficientemente inhóspita como para que alguien accediera a ella con facilidad. Allí volvimos a despojarnos de las ropas y nos dispusimos a seguir mientras el cuerpo aguantase.
    
    ―Y…, bueno. ¿Preferís seguir por delante o por detrás? A mí me es indiferente ―les dije al tiempo que acariciaba sus pollas para que volviesen a recobrar su vigor.
    
    Los tres decidieron por unanimidad la segunda opción. Reconocieron que ...