-
Los días por vivir 8
Fecha: 26/11/2025, Categorías: Infidelidad Autor: lolabarnon, Fuente: TodoRelatos
El local era el típico de copas. Me recordó vagamente a alguno de los que habíamos ido mis amigas y yo. Sobre todo, uno en que conocí a Iván. Me entró un cierto repelús, y durante unos segundos reviví el grito de Inés llamándome puta y zorra. —¿Eres su novia? —No, solo trabajo con él. —Sonreí abiertamente. La que hablaba era una chica rubia, bastante mona que, junto con dos compañeras morenas, una de pelo largo y otra más corto, no paraban de preguntarme por Alberto. Todas eran alumnas de él, de segundo de derecho. Jóvenes, despreocupadas, alegres… Me recordaron a mi época de estudiante cuando salía con Pepe. Sentí un punto de nostalgia. —Pero entonces, ¿no tiene novia? —cogió el turno de interrogatorio la morena de pelo más corto. Yo, la verdad, no lo sabía, aunque intuía que sí. O que la tal Natalia era algo más que una amiga, aunque su falta de respuestas a los mensajes, y que tampoco me hubiera dicho nada, hacía que dudara. Pero no iba a decir una palabra de aquello, por supuesto. —No lo sé… solo trabajo con él. No hablamos de eso. —Intenté zafarme de la cuestión, pero no fui capaz —¿Y tú tienes novio? —insistió la rubia. —Tenía… —mentí—. Ahora no —Joder tía, no sé a qué esperas para atacarlo… de verdad. --Lo miró con cara de deseo adolescente--. Es mi crush… Yo me lo comía. —Literal… —añadió la morena de pelo corto mirando con cara lánguida como Alberto se reía abiertamente con un grupo de chicos a unos metros de nosotras. —Yo, tía… ...
... vale, no le digas nada, ¿eh?, pero es que me putoflipa... hasta pongo posturas sexys en clase para que se fije en mí. Está muy bueno… —terció la morena de pelo largo, con algún mohín que me hizo bastante gracia. Miré a Alberto. Vestía unos vaqueros de marca, aunque no excesiva ni estúpidamente caros, una camisa blanca y la chaqueta abierta. La misma que el día del tren. Azul con cuadros de ventana rojos. Sí, era atractivo. Me quedé observándolo dos o tres segundos más de lo que yo hubiera definido como normal. —Bueno, sí, no está mal… —Concedí, pero a la vez quise quitar importancia al asunto, aunque tenía que reconocer que, en ropa informal, incluso ganaba a cuando iba con traje—, pero yo lo veo como un compañero. Además, no trabajo habitualmente en Madrid. Solo estoy desplazada aquí por unos días. —Ha estado dos semanas fuera. Y nos hemos quedado sin clases, aunque ahora las estamos recuperando. No veas qué martirio, nada chill... ¿Estaba contigo? —volvió la morena de pelo corto a la carga. —Sí, pero trabajando —puntualicé elevando ligeramente el dedo índice y una sonrisa. —Joder, tía, qué suerte… En serio, ¿no te parece que está muy bueno? —Ahora era la rubia quien abría los ojos como platos, con una incredulidad mayúscula ante mi falta de entusiasmo—. No podría trabajar con él… —murmuró con un deje lánguido y gracioso que me hizo sonreír abiertamente. —No puedes negar lo evidente —se asombraba la morena de pelo largo al ver que yo no añadía nada más. Luego ...