-
Los días por vivir 8
Fecha: 26/11/2025, Categorías: Infidelidad Autor: lolabarnon, Fuente: TodoRelatos
... cansada de todo aquello, hastiada, harta de su constante intento de dominarme. «Nacho, pasa de mí, estoy harta de tus tonterías… Además, iba a ser imposible. Tenemos trabajo ese fin de semana. No podría escaparme, si quisiera, que no. Déjame en paz». No tardó en responderme. «En algún momento podrás. Por la noche, seguro. ¿Tienes todo lo que te pedí?». Me tumbé en la cama y empecé a desvestirme. Empezaba a ser insufrible la presión de Nacho. Cogí el móvil de nuevo y tecleé. Cuando estaba a punto de mandarlo, lo borraba. Así, un par de veces, hasta que lo que decidí mandar no era, ni mucho menos lo tajante que debería haber sido. «Tú estás loco. Ni de coña voy a hacer eso. Ni quiero ni puedo». Pasaron unos minutos sin respuesta. Respiré y pensé que quizás Nacho se había dado por vencido. Pero no, cuando volvía del cuarto de baño, allí estaba él otra vez. «Me tienes un poco hasta la polla, ¿sabes?» Él sí se permitía hablarme en ese tono, mezclando lo grosero con lo autoritario. «Tú me tienes harta. Y por cierto, esos expedientes no los manejo ni tengo acceso». «Haz lo que sea. Los necesito». «Déjame en paz». Le tecleé con rapidez. «Me estoy mosqueando… ¿A ver si es que te has follado a Alberto?», me preguntó cambiando radicalmente el tema. Me quedé inmóvil mirando la pantalla. Volvía el Nacho estúpido, arrogante, imbécil y chulo que me repelía. «No, pero si lo hiciera, no es asunto tuyo». Cuando pulsé el icono de enviar, sabía que Nacho ...
... aprovecharía esa brecha que no le había cerrado. «Tú verás. Y sobre lo que te he pedido y nuestro fin de semana, ya me estoy hartando de excusas». Allí estaba, de nuevo con ese capricho de fin de semana de información confidencial y sexo entre él y yo. «Sabes, yo también me estoy hartando de esto y de ti» le contesté en un alarde que tomé de valentía. «¿Estás con él ahora?» Nacho era inasequible al desaliento. Sabía, y ejercía, su influencia sobre mí. «Por mí, fóllatelo, aunque sea un gilipollas. Es tan estirado como tú. Pero dame la info que te he pedido». «No te voy a dar nada. No quiero saber nada de tus manejos y no me voy a arriesgar». «Qué pasa, ¿que te gusta el tonto del Albertito?» «No es asunto tuyo y paso de contestarte. Me tienes harta». «Eso es que sí. Lo que él no sabe es que te gustan las pollas más que a un niño un caramelo. Eso, y poner los cuernos». Quizá un día le agradezca a Nacho ese mensaje. Me pareció tan burdo, asqueroso y fuera de tono, que me armó de valor en los siguientes diez segundos. Los suficientes para contestar algo que yo sabría iba a molestar infinitamente a Nacho. «No le llegas ni a la suela de los zapatos, imbécil. Paso de ti y de tus estupideces. Déjame en paz de una puta vez, ¿me entiendes?» Pero, medio minuto después, en la pantalla, apareció una amenaza latente, escrita y directa. Me quedé helada, aunque en el fondo, era previsible. «¿Sabe que tú y yo hemos follado bastantes veces y que te derrites de gusto con ...