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Los días por vivir 8
Fecha: 26/11/2025, Categorías: Infidelidad Autor: lolabarnon, Fuente: TodoRelatos
... se mordió el labio inferior—. Una loca como yo necesita un tornillo como él… Era gracioso ver ese grupo de gente joven alternando con él. No serían más de veinte, pero estaba claro que caía bien. En estas tres que estaban conmigo tomando una copa en la barra, era indudable que había acudido a mí con intención de cuchichear y hablar de Alberto. Intuí que, sin malicia, como unas adolescentes más crecidas de lo normal y con el influjo de un hombre atractivo como profesor. No me extrañaba. Yo misma, cuando estudiaba, me gustaba mi profesor de Derecho Penal. Luego, con el tiempo, me pareció un petulante casi grotesco. Con ellos, con los chicos, era más colega. Hablaba de fútbol o deportes en general, de algo de política sin mojarse mucho y de los estudios. De la institución universitaria, de su pasado, de lo que representaba hacer una buena carrera. Pero no lo hacía en plan pedante ni como un maestro que inculca lecciones a los alumnos como si estos fueran eternamente torpes. La noche no fue muy larga. Una copa, como me dijo, y nos fuimos. Me acercó al hotel, cortés y amable. Era un utilitario pequeño, bien equipado, limpio y cómodo. Estaba de moda entre la gente bien, sobre todo mujeres. Me sorprendió. No sé por qué, pero me esperaba un coche más deportivo o aparatoso. Era interesante que a medida que lo iba conociendo, seguía sin acertar en mis previsiones sobre él. —Ha sido una noche graciosa —le dije mientras conducía, mirando distraídamente por la ventanilla ...
... del asiento del copiloto. —¿Te has divertido? —me preguntó —Me lo he pasado bien con tus alumnas —contesté sonriendo y esta vez sí me giré para observar su reacción. —Tienen mucho peligro. Alguna me escribe anónimos. —Pero volvió la vista a la calzada. No pareció impresionarle. —¿De muerte? —bromeé. —No precisamente… No quiero indagar quién es —sonrió a su vez—. Son muy majas y prefiero tomarlo como una broma. Supe que se refería al grupo con el que yo había estado hablando. —Gracias —le dije mientras volvía mirar la calle por la ventanilla, sintiendo que la distracción por ese día se me terminaba y regresaba a mi realidad. —¿Por qué? —Por esta noche. —No hay de qué. Me caes bien e intento que la gente a la que aprecio esté a gusto. En el fondo es egoísmo. —Me he distraído y eso era importante. De verdad que te lo agradezco. —Volví a mirarlo. Me sonrió. Llegamos a mi hotel y paró justo en la esquina. —Descansa y duerme bien. —Te veo mañana. Y me bajé del coche. No nos dimos ni siquiera los dos besos de rigor. Pero yo, mientras avanzaba a la entrada, sin girarme por mera cuestión de orgullo, empecé a querer que me estuviera observando. Me volví justo en la puerta del hotel y me despedí con la mano. Sí, me miraba. Y eso me hizo sentirme bien. Tontamente bien. Nada más entrar a la habitación sonó un mensaje de entrada. Era de Nacho. Esa tarde me había enviado varios. Todos referentes a su plan del fin de semana; él y yo. Me sentí ...