1. Me vestí de mujer, creí que estaba solo hasta que...


    Fecha: 26/11/2025, Categorías: Transexuales Autor: leernsecreto, Fuente: CuentoRelatos

    ... valentía. El vestido ondeaba, la peluca acariciaba mis hombros, y el viento era mi aliado.
    
    De regreso, el guardia aún rondaba mis pensamientos. Me acerqué a la caseta, agradecida. No quería interrumpirlo, solo compartir, en silencio, la complicidad que había hecho posible todo esto.
    
    Al asomarme lentamente por una de las ventanas rotas, vi algo que me dejó sin aliento. El guardia estaba sentado en su silla, con la linterna apagada y la mirada fija en una pequeña pantalla de un teléfono. En ella, una mujer rubia, con un minifalda negra que apenas cubría sus muslos, se tocaba las piernas con una lentitud deliberada. Sus movimientos eran suaves, sensuales, y cada gesto parecía diseñado para excitar. El guardia no apartaba la vista de la pantalla, y su mano derecha se deslizaba lentamente por encima de su pantalón, acariciándose con una presión que delataba su deseo.
    
    Me quedé paralizado, observando la escena sin poder apartar la mirada. Sentí cómo el calor se acumulaba en mi cuerpo, cómo el vestido parecía pegarse a mi piel bajo el efecto de la excitación. No hice ruido, o al menos eso creía, pero algo debió delatarme, porque de repente, el guardia levantó la vista y nuestros ojos se encontraron.
    
    Por un momento, el tiempo pareció detenerse. Yo esperaba una reacción de enojo, de vergüenza, pero en su lugar, vi cómo una sonrisa lenta y pícara se dibujaba en su rostro. No dijo nada, pero su mirada era elocuente. Me estaba invitando a quedarme, a ser parte de ese momento ...
    ... íntimo que había interrumpido sin querer.
    
    Con un gesto casi imperceptible, movió la cabeza hacia un lado, indicándome que entrara. Dudé por un instante, pero la combinación de alcohol, excitación y curiosidad fue más fuerte que cualquier inhibición. Empujé la puerta de la caseta, que chirrió levemente, y entré. El espacio era pequeño, apenas suficiente para los dos, y el aire parecía cargado de electricidad.
    
    El guardia no dejó de mirarme mientras yo me acercaba. Su mano seguía moviéndose sobre su pantalón, pero ahora su atención estaba dividida entre la pantalla y yo. Me sentí expuesto, vulnerable, pero también poderoso. Sabía que él me veía, que admiraba la figura que había creado con el vestido, la peluca y el maquillaje. Y eso me excitaba más de lo que estaba dispuesto a admitir.
    
    —¿Te gusta lo que ves? —pregunté, con una voz que sonó más segura de lo que me sentía, pero por el efecto del alcohol, también arrastrando las palabras. Creo que se percató de que había tomado.
    
    Él asintió lentamente, sin dejar de sonreír.
    
    —Sí —respondió, con una voz ronca que me erizó la piel—. Sabes, creo que eres muy atrevido. ¿Es la primera vez que haces algo así?
    
    Asentí, sintiendo cómo el rubor subía a mis mejillas. Pero antes de que pudiera decir algo más, él se inclinó hacia adelante y tomó la botella de vino que yo todavía sostenía en la mano.
    
    —¿Me invitas? —preguntó, con un brillo travieso en los ojos.
    
    Le pasé la botella, y él bebió un trago largo, sin apartar la ...
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