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Me vestí de mujer, creí que estaba solo hasta que...
Fecha: 26/11/2025, Categorías: Transexuales Autor: leernsecreto, Fuente: CuentoRelatos
... retiro hacia un lado mi lencería y de pronto, me estremecí, por completo. Sentí cómo sus labios besaban cada centímetro de mi culo desnudo y expuesto, sentí cómo su cuerpo se preparaba para lo que vendría después. —Relájate —susurró, mientras sus dedos exploraban mi intimidad, preparándome con una delicadeza que me hizo sentir más deseado que nunca. Y entonces, con un movimiento lento y deliberado, puso su pene duro de nuevo, entre mis nalgas, sentí un empujón duro, una presión, me dolía un poco. Le detuve. Sí, le detuve, pero solo para decirle, espera. Rápidamente busqué entre mis cosas un pequeño envase que había echado casi como por pura suerte, era lubricante. Sin pensar, me eché una buena proporción a mi mano y me la llevé a mi raja. Volteé a verlo y sonreí. Yo solita, me agaché, me levanté el vestido, me puse en cuatro y paré lo más que pude el culo. Sentí como me tomó por la cintura, se puso detrás de mí y sentí su miembro duro, la punta y de un solo golpe, me penetró, sentí un ligero dolor, pero también como entro todo, llenándome con una sensación que era a la vez intensa y placentera. Con el primer empujón se esperó ahí unos segundos, sentí su palpitación. Y gemí. Le dije, como por instinto con la voz entre cortada: —Qué rico papi, ayyy, que rico se siente. —Me tienes caliente. —Te siento todo. Y sentí como palpitaba aquello dentro de mí, cuando empezó. Cada empuje era una revelación, una entrega, y yo me dejaba llevar por el ritmo, por ...
... la sensación de tenerlo dentro de mí, de sentir cómo nuestros cuerpos se fundían en uno solo. Empezó a decirme cosas, por instinto y placer creo. —¿Te gusta mi niña? —¿Quieres más? ¿Te encanta esta verga, verdad? Dime, ¿Te gusta? Y yo, estaba que volaba, con cada empujón que me daba sentía que se me volteaban los ojos, no pensaba en nada más. Estaba disfrutándolo todo. Quizá por el alcohol y el calor de las cosas, me dejé llevar. —Sí, me encanta. Sigue así, lléname toda, papi, sí. Te prometo que voy a volver y me pondré una falda cortita para ti. ¿Te gustaría? —Te prometo que si me coges rico, me voy a poner una tanguita cortita y una falda cortita y mis tacos ayyy sí, así mi amor, cógeme rico… me voy a poner mis tacones altos para ti. Pero cógeme rico ¿sí? Y aquello me tenía, irreconocible. El clímax llegó como una ola, arrastrándonos a ambos en un torbellino de placer y ternura. Él se vino dentro de mí, y yo, estimulado por la excitación y el deseo, gemí suavemente. Fue una explosión de sensaciones, un momento de conexión que nos dejó a ambos sin aliento. Y luego, mientras yacíamos juntos en la manta, sintiendo cómo nuestros cuerpos se enfriaban y nuestras respiraciones se calmaban, él me miró a los ojos y sonrió. —Eres increíble —dijo, con una voz que temblaba de emoción—. Y esto… esto es solo el principio. Como pudo me quitó el vestido. Ahí tirados los dos en el suelo, empezó a masturbarme y yo ufff empecé a volar. —Quiero que te vayas ...