1. Un Teniente…, ¡muy jovencito!


    Fecha: 26/11/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: marel, Fuente: TodoRelatos

    ... lado de su tórax y dejándole mi sexo en su boca, para que me chupara todo mi sexo. Lo recorrió deliciosa e infinitamente con su lengua, la cual se pasó hasta la raya de mi culo, el cual también me lo mamó y me lo llenó de saliva.
    
    Luego me empezó a meter un dedo en la vagina, luego dos y luego..., creo que me metió toda su mano. Me dolía, pero me encantaba ese tratamiento.
    
    Su verga estaba enorme, muy erecta y yo la tenía aprisionada con mis dos manos y la mamaba incansablemente.
    
    De repente sentí sus manos separándome mis nalgas, y luego, un dedo lleno de saliva que se empezaba a introducir en mi culo, dilatándolo lentamente, dándole masaje a mi roseta, al esfínter. ¡Era deliciosa la sensación!.
    
    Poco a poco mi esfínter cedió y se abrió suavemente al paso del dedo, el cual entró hasta la empuñadura y volvió a salir, para regresar con otro dedo y querer entrar los dos a un mismo tiempo. Entraron y permanecieron en mí un rato, dilatando mi esfínter. Luego salieron y entraron tres juntos. La dilatación de mi ano me producía sensaciones muy placenteras, que me hicieron alcanzar un orgasmo múltiple, que hizo sonreír al muchacho:
    
    = ¡ya te veniste de nueva cuenta...!, mamita…, ¡te está gustando!, ¿verdad puta...?
    
    Dijo esto empujándome hacia un lado de él, en la cama. Luego me abrió las piernas, las levantó hacia el techo, y comenzó a metérmela muy adentro, muy profundo, muy fuerte. Me vine en otro nuevo orgasmo múltiple y le bañé todo su sexo con mi venida.
    
    En ...
    ... ese momento se zafó de mi vagina y así, en la misma posición en que me encontraba, con las piernas levantadas, ¡procedió a metérmela por el culo!.
    
    Me lo dilató nuevamente y cuando por fin logró meterme su glande, ¡sentí una sensación deliciosa!.
    
    + ¡papitooo…, mijitooo…, mi lindooo…!.
    
    Se estuvo estático un momento y luego procedió su viaje hasta estamparme sus pelos contra mis nalgas. Hacía ligeros movimientos de cadera que estimulaban mi esfínter, y éste, al abrirse y cerrarse, presionaba su verga, hasta que, sin aguantar esa presión tan ajustada, lo hice venirse dentro de mis intestinos.
    
    = ¡Mami…, mami…, me vengo…, de nuevo…, me vengooo…!.
    
    Nos quedamos dormidos, uno al lado del otro. Me desperté yo primero, con todo el rayo del sol, que ya estaba muy alto en el día. Me levanté y me dirigí al baño, a lavarme. Él me alcanzó y se metió a la regadera conmigo, se colocó a mi espalda, me la enjabonó, me pegó su cuerpo al mío, colocando su verga sobre mis asentaderas. Con sus manos me enjabonaba los senos y el sexo.
    
    El jabón se cayó y yo me flexioné para recogerlo, cosa que él aprovechó para buscar un huequito para introducirme su pene, de nuevo.
    
    Me flexionó contra el escusado y me la metió por detrás. ¡Me llegaba hasta mi matriz!, y me hacía gritar de dolor y de placer entremezclados, pero, para aumentar las sensaciones, comenzó a apretarme salvajemente las tetas y a retorcerme los pezones. ¡Me dolían enormidades!, pero me tenía muy caliente y…, mentalmente, ...