1. Julieta, mujer madura


    Fecha: 27/11/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Nazareno Cruz, Fuente: CuentoRelatos

    ... siente que “a mujer nueva nombre nuevo”, tocada por la varita mágica de la naturaleza, frescura, encanto, gracia y el plus de seducción que le ha incorporado y que tan bien le sientan. Comenzó a ser permeable a las miradas e insinuaciones, sentía en su fuero íntimo el placer de esas caricias que la llenaba de gozo y elevan la libido.
    
    Se amigaba consigo misma, esos mimos la revalorizan, elevan la autoestima, de pronto sin notarlo comenzó a cambiar hábitos y costumbres, volver a los detalles de coquetería, renovar la lencería íntima por otra más audaz, fantaseando un encuentro con un secreto admirador, volver al “mercado de la seducción”, postularse como “carne de exportación”, esa frase usaba con sus íntimas para definirse como mujer que busca una “alegría”, adherían y sumaban sus fantasías.
    
    Las bromas y juegos al respecto fueron haciendo mella, se sabía vulnerable y con falta de training, pero igual aceptaba el juego de la seducción, aunque con las reservas del caso, el status social no era negociable. Pero… como dice el refrán: “donde menos se lo espera, salta la liebre”, y.… no fue precisamente una liebre sino yo, joven veinteañero con todo el deseo a full, algo saturado de las muchachas tontas de mi entorno y con el deseo de encontrarme alguna mujer con sustancia, que fuera algo más que para calmar un momento de calentura.
    
    El destino movió sus invisibles hilos y el diablo metió la cola para juntar por un momento las vidas de dos personas disímiles, pero en la ...
    ... búsqueda inconsciente de un mismo objetivo: el placer de sentir palpitar la vida. Así July y Ricardo sintieron el flechazo de Cupido, herida mortal en el centro del corazón.
    
    Amigo y compinche de su hijo mayor, cómplice de correrías, hasta ese momento ella solo había sido una mujer de muy buen ver, atractiva por demás, pero… sobre todo la madre del amigo.
    
    Una tarde, como tantas, llegué a su casa para buscarlo, un equívoco en los horarios nos desencontró. Toqué el timbre y se apareció ella, July, con el cabello aún húmedo y envuelta en una bata de baño a medio cerrar, un teléfono celular en la mano, y ¡Oh, sorpresa! No es el hijo que volvía por el móvil, sino ¡Yo!
    
    Un instante de sorpresa, mirándonos, ella sorprendida, suponía con razón que su hijo volvía por el teléfono olvidado, yo que no salía de mi sorpresa al ver como en la sorpresa y la torpeza de movimiento para abrir la puerta y alcanzar el teléfono se abrió la bata más allá de lo prudente, regalándome buena parte de esa tremenda anatomía nunca vista y siempre imaginada…
    
    —¡Pasa! -de la sorpresa a la sonrisa sin escalas.
    
    Sólo atinó a dejar el móvil y a cerrar la bata, me dejó pensando si morosidad en cerrar la bata, habrá torpeza o intencionalidad, no lo sabré pero esos segundos fueron una excursión al paraíso del deseo, algo turbados por la situación se nos dificulta volver del estado de sensualidad creado por el ¿azar?. Halagada por la excitación del “ánimo” que produjo en mí, momentos cruciales y decisorios, ...
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