Mi cuñado marroquí 2 (Cap VII) - Relatos Eróticos

Mi cuñado marroquí 2 (Cap VII)

... te metas dildos de goma, pero de hoy no va a pasar que te follemos como dios manda.

Porque si no lo hacemos, me voy a aburrir de ti y te voy a mandar a la mierda.

Y nos veremos obligados a reventar a esta zorra que tenemos sobre la mesa, esperando estas pollas.

Espero que hagas lo que te ordenemos, porque si no, te mandamos a tu puta casa de una patada en el culo.-

En ese instante, Musa, se acercó a Miranda, y sacando su gigantesca barra de carne, miró a Laura, y después a mi esposa.

Ella lo comprendió perfectamente y asintió cabizbaja.

-Bien, parece que nos vamos entendiendo. Abdul, deja la cámara ahí y comienza a desvestir a esta puta tú mismo…

Ya que fuiste tú quien la descubrió, quiero que seas tú, quien la sirva en bandeja -

Miranda, miraba Abdul, con una expresión de súplica y desprecio…

Como pensando, que aquello no era lo que habían acordado.

Como si entre ellos hubiese pacto, un acuerdo, en el que ella colaboraría para que no hiciese mucho daño a su hermana, pero sin ella mojarse demasiado.

Ilusa de ella.

Abdul, terminó de desabrochar su blusa y metió las manos por detrás de esta, acariciando su espalda, ella sentía las caricias del moro en su espalda, a la vez que notaba como este, intentaba despojarla de su sujetador, ella le dijo algo, e inmediatamente, Abdul se dirigió a la parte delantera del sujetador, y la desabrochó, era de enganches adelante, cuando soltó su botón, sus dos enormes y preciosos senos, se liberaron regalando ...

... un espectáculo visual sin precedentes.

Todos permanecieron maravillados, y mira que las tetas de Laura eran bonitas, pero las de Miranda eran un auténtico espectáculo, y verlas así, con su cuerpo elevado atado al techo, eran verdaderamente magníficas.

Cuando Abdul consiguió liberar sus preciosos pechos, Aziz y su amigo, se hicieron con esos pechos, y comenzaron a lamerlos, a morderlos, succionar sus pezones, de vez en cuando, se separaban y comenzaban a darles tortazos, otras veces eran cachetadas fuertes, que arrancaban de ella, gritos de dolor. Cachetadas fuertes rozando tus pezones, que hacían que Miranda se retorciera por el dolor que le causaban.

A continuación, Abdul continuó con su pantalón, desabrochándolo, y bajándolo hasta los tobillos, para después bajar lentamente, sus bragas negras, y dejarlas hasta las rodillas.

El cuerpazo de mi esposa, se cimbreaba para intentar evadir las cachetadas en las tetas de los moros.

Hakim, se colocó detrás de ella, y comenzó acariciar sus caderas, su trasero, y con sus manos, abarcó sus pechos, impidiendo que esos dos estúpidos, continuasen abofeteando sus ya maltrechos senos.

Después se colocó delante de ella girándola y regalando a la cámara, unas preciosas vistas de ese culo tan redondo, bonito y firme que tenía, Hakim, se colocó delante de Miranda, o sea detrás de la cámara y la comenzó a besar, ella le devolvía el beso, estuvieron varios instantes, morreándose apasionadamente, mientras los dos moros comenzaron ...