Mi cuñado marroquí 2 (Cap VII) - Relatos Eróticos

Mi cuñado marroquí 2 (Cap VII)

... a afanarse con su precioso y redondo trasero, apretaban sus cachetes, los mordían, y cuando ya empezaron a animarse nuevamente, comenzaron a abofetearlo fuertemente, les daban dolorosos tortazos en sus glúteos, incluso alguna que otra vez soltaban puñetazos, que hacían que su cuerpo se moviese estrepitosamente,

A continuación, comenzaron a meter sus manazas entre sus cachetes, en el interior, hasta llegar a sus labios vaginales.

-A la hija de puta le gusta que le den caña de la fuerte, tiene el coño chorreando la puta españolita…-

-Es que eso es lo que quieren estas españolas cerdas, caña de moro…-

Todos allí se reían,

Musa, se veía a un lado de la cámara, por alguna razón, a ese gigante solo le gustaba Laura.

Posiblemente sería porque mi mujer tenía un ano virgen, y Laura lo tenía todo bien abierto, y ese individuo podía percutir fuertemente el agujero que quisiera de mi cuñada.

Miranda recibía golpes por todas partes, tortas bofetadas mordiscos…

Viendo ese vídeo, comprendía cuando llegaba y veía mi esposa, la veía tan señalada y veía en su cuerpo tantas marcas.

El proceso de emputecimiento de Miranda, había sido paulatino, había ido poco a poco. Se La habían estado trabajando lentamente hasta que finalmente, en esa sesión, y sin haber terminado de ver el vídeo, sabía que Miranda iba a terminar follada brutalmente por esos individuos, y ella, esa follada la recibiría completamente gustosa.

Abdul era el que realmente movía los hilos de toda ...

... la trama…

Era como si aquel hijo de perra, aquella mierda andante, les hubiese alertado a sus amigotes de que había una familia completamente desprotegida, con un padre de familia, que era un verdadero pusilánime, a ojos de aquellos mierdas, aunque a ojos de una persona normal y corriente, sería un buen hombre, una persona trabajadora, padre de familia, que se desvivía por todo lo que tanto su mujer como sus hijas quisieran.

Eso no lo veían ellos. Y yo por supuesto, veía lo segundo, de manera que, de alguna forma, me había convertido en el Adalid de aquella casa, el que tenía que proteger a esas mujeres de aquellos depravados.

Y nada más lejos de la realidad, todo se fue a la mierda, y no fui capaz de defender absolutamente nada, y casi ante mis narices, todos esos hijos de perra, se habían follado a mis cuñadas, a mi suegra, a mi esposa, y habían torturado a mi pequeña cuñada, la niña más buena y dulce de todas las personas a las que conocía…

Y lo único bueno que hice fue apartarla de todo aquello.

Pero sabía que, con Miranda, ya no habría vuelta atrás, qué coño…

Después de lo que había visto. Por muy buena, dulce, atenta, y por muchas palabritas dulces que me soltara por esa preciosa boquita...

Ya no habría vuelta atrás.

El vídeo era bastante largo, de manera que, como no quería recrearme con cada detalle, iba dando saltos de al menos 10 minutos. Y lo que allí vi, me dejó completamente muerto.

Allá, en el borde de la mesa, podía ver a Laura boca ...