Mi cuñado marroquí 2 (Cap VII) - Relatos Eróticos

Mi cuñado marroquí 2 (Cap VII)

... arriba, con las piernas completamente abiertas, su culo y su precioso coño completamente expuestos, y mi esposa, a cuatro patas sobre el cuerpo de Laura, su trasero, tan bonito, tan redondo tan respingón, estaba a la altura de la cabeza de mi cuñada, y su preciosa cabeza, con su pelo rojo, completamente revuelto por encima del coño de Laura, y allí, el gigante Musa en el borde de la mesa, con su gigantesca barra de carne, penetraba violentamente el coño de mi cuñada, para después de cuatro o cinco embestidas, sacar esa enorme verga e introducirla dentro de la preciosa boca de Miranda, agarraba del flequillo de mi esposa, y con su mano izquierda, tapaba su nariz, mientras introducía su verga casi hasta la mitad, y la sacaba, y a continuación volvía a introducirla fuertemente, para volver a sacarla de nuevo, y así, varias veces, hasta provocarle verdaderas arcadas a Miranda…

Mientras tanto, por detrás, Abdul, intercalaba la penetración por la boca de Laura, que tenía su cabecita casi fuera del borde de la mesa, facilitando así con su boca, completamente abierta, la penetración del puto moro hasta la garganta…

Penetraba esa garganta una vez, dos veces, tres veces… Con una violencia, y una rabia inusual…

Se sacaba su enorme y endurecida polla, y apuntaba al precioso coño sonrosado de mi esposa… Y de un golpe fuerte, violento y certero, le introducía toda la verga hasta chocar con los cojones en su pubis, eran golpes violentos, golpes certeros, la penetraba tan ...

... violentamente, con tanta furia, casi con desdén, casi con coraje…

Como si supiera a ciencia cierta la clase de persona que tenía ante él, y mientras la penetraba violentamente, golpeaba fuertemente su precioso y redondeado trasero, daba fuertes cachetadas en sus glúteos, en sus piernas, en sus muslos, tiraba de su pelo de vez en cuando, sobre todo, cuando Musa penetraba el agujero vaginal de Laura…

Aquella imagen, aquel vídeo, aquella escena era tan terrible, tan dura, como excitante…

Ni en una película porno, se había visto tanto sexo… Y lo más increíble de todo, era la expresión de lujuria, de placer, el éxtasis que vivía esa persona con la que había convivido durante tantos años…

Y ya, claramente supe que Miranda, no era aquella persona que estaba sobre la mesa, sobre el cuerpo de su propia hermana, recibiendo vergas por delante y por detrás…

Finalmente, y totalmente hundido, apagué ese vídeo…

Escuché unos ruidos en el dormitorio, y en silencio, me acerqué para ver qué estaba ocurriendo.

Poco a poco, observé como Miranda, en silencio, se vestía, se colocó una falda de vuelo negra de raso, con pliegues y cinturilla estrecha…

Se había vuelto a colocar esas bragas negras, tan bonitas de encaje…

Y en el torso, lucía su precioso sujetador que tan divinamente realzaban sus enormes senos.

A continuación, se puso arriba una blusa de tul oscuro que la realzaba de una manera magnífica.

Por un momento, giró su cabeza hacia la puerta de entrada y me descubrió ...