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Mi esposa follando con otro
Fecha: 05/12/2025, Categorías: Infidelidad Autor: jairo leal, Fuente: CuentoRelatos
Mi esposa Stella una esbelta mujer blanca cabellera negra curvilínea de 1.72 m, 58 kg y 33 años. Sus pechos son firmes con pezones que parecen estar duros todo el día y un trasero de infarto, por donde pasa le miran el culo, soy de 1.8 metros, cabello corto con algunas canas, 35 años y la biología me ha dotado con una verga de 23 centímetros que mi esposa le fascina degustar y mamar. Un joven de nombre David ha estado trabajando con Stella como tres meses y medio, es su asistente en la clínica en que trabajamos. Le hemos tenido en la casa en varias ocasiones, por razones de trabajo, luego conoce nuestros hijos. No le había dado importancia de la manera obvia como mira a mi esposa, considerándolo un enamoramiento juvenil. Mi esposa y yo habíamos platicado sobre ello, y a ella le pareció “simpático y fantasioso”. La compañía realizo una fiesta en un hotel cercano a la playa, donde había virtualmente todo: Paseos a caballo, natación, pesca, tenis, golf y demás. Llegamos al hotel y nos distribuyeron en la primera planta, tanto del lado oeste como del lado oriental. Mis hijos se fueron a la piscina con el asistente David, yo entré con mi esposa a la habitación la tumbe en la cama le baje el short y la tanga y le comí el chocho como a ella le gusta, ella gemía y gritaba, hasta que se corrió, enseguida la penetre y la follé con fuerza y explotamos en un orgasmo apoteósico, me tumbé a su lado y ella me hizo una mamada como nunca me lo había mamado, y pude ver que a David ...
... de pie frente a la ventana observando a mi esposita sacándome la leche de los huevos y supongo que nos había visto follar, pues no corrimos las cortinas de la alcoba por la arrechera que llevábamos. No sé si mi esposa se percató de lo sucedido con David, o a lo mejor se hizo boba, solo dijo: nuestra habitación es esquinera y tiene dos grandes ventanales y las cortinas estaban abiertas. ¡oh Dios! Al día siguiente muy temprano desayunamos mis hijos, mi esposa, David y yo; mis hijos quisieron ir de pesca y mi esposa insistió en yo los llevara, junto con otros muchachos. El plan del día era salir en bote desde las 10 de la mañana y regresar a las 5 de la tarde, me di cuenta que ella prefería o quería que yo fuera con los chicos. Mi esposa se quedaba en el hotel en compañía de su asistente, quien no podía apartar la mirada de su escote, de sus levantados pezones, de sus largas piernas con los dedos de los pies coquetamente pintados. Su cuerpo sensual apenas cubierto por un ligero vestido veraniego. Me reí entre dientes, adivinando los deseos del joven. Cuando llegamos a la playa ya la expedición estaba organizada. Había tres botes, cada uno con doce gentes. Ya estaba establecida la supervisión de los adultos y solo quedaba espacio para mis dos hijos. Así que los dejé ir tranquilos. Me quedé platicando con algunos compañeros durante un rato, planeando jugar golf más tarde y me dirigí a la habitación para encontrarme con Stella. Cuando estaba cerca, vi a Stella y a David ...