1. El despertar de mi hermana


    Fecha: 06/12/2025, Categorías: Dominación / BDSM Sexo en Grupo Voyerismo Autor: Edul, Fuente: SexoSinTabues30

    ... lento, algo que no sabía si podía —o quería— apagar.
    
    Esto había ocurrido esta última semana, Bianca apenas había llegado de su clase de baile. Todavía tenía el cuerpo caliente, los músculos flojos, el cabello algo húmedo de sudor y la remera pegada a la espalda. Tiró la mochila en el sillón como siempre, pasó por la cocina buscando a Oriana —nada—, y sin pensarlo demasiado, subió directo hacia su habitación. Quería preguntarle qué iban a cenar. Algo simple.
    
    Pero al abrir la puerta de golpe, la escena la frenó en seco.
    
    Dos hombres. Negros. Enormes.
    
    Ambos estaban casi desnudos, solo en bóxers ajustados. Uno se abrochaba el pantalón, el otro buscaba su remera tirada al pie de la cama. Cuerpos de gimnasio, de esos que dan más miedo que ganas. Altos, altísimos, casi dos metros cada uno, con caras serias, tatuajes que se escapaban por el cuello y una energía tan imponente que le cortó la respiración. Parecían más salidos de una prisión que de una fiesta.
    
    Bianca cerró la puerta de inmediato, roja como un semáforo, con el corazón a mil.
    
    Bajó las escaleras de dos en dos, mordiéndose los labios, y justo cuando doblaba hacia el comedor, la interceptó Oriana, saliendo del baño con una toalla envuelta en el cuerpo y otra en el cabello. Goteaba agua, olía a jabón caro, y tenía esa sonrisa que Bianca empezaba a detestar de tan confiada que era.
    
    —¿Dos? —escupió Bianca, cruzándose de brazos con una mezcla entre enojo y asombro.
    
    Oriana levantó una ceja, divertida, ...
    ... como si acabaran de atraparla robando un chocolate.
    
    —Sí. Así es más emocionante. —respondió, como quien habla de elegir un sabor de helado.
    
    Bianca bufó.
    
    —Eran enormes. Y parecen convictos. ¿Eso te parece bien?
    
    Oriana se encogió de hombros con una sonrisa pícara.
    
    —Sí. Le da emoción. Hizo una pausa y ladeó la cabeza. —Además… ¿cómo los viste?
    
    Bianca la miró fijo.
    
    —Quería entrar a tu cuarto para hablarte… pero me llevé otra sorpresa.
    
    —¿Querés saber por qué me dejaron como Bambi después del baño? —dijo Oriana, mirándola de reojo, divertida, con la toalla apenas sostenida sobre su pecho húmedo.
    
    Bianca no respondió. No hacía falta. La forma en que apretaba los labios y evitaba mirarla a los ojos lo decía todo.
    
    Oriana sonrió con malicia.
    
    —Te cuento igual. Se apoyó contra la pared, dejó caer la cabeza hacia atrás, como si reviviera cada segundo.
    
    —Me tenían los dos desnuda en el medio de la cama. Uno me agarraba del pelo y me empujaba la cabeza contra la pija como si fuera un muñeco, y el otro me tenía abierta de piernas con la mano. Así, literal, con una sola mano, Bianca. Como si yo no pesara nada. Me embestía tan profundo que me dolía… pero me encantaba. Me hicieron gritar como nunca. No me dejaban pensar. Solo sentir.
    
    Bianca se quedó inmóvil. La escena se le formaba sola en la cabeza, aunque no quisiera.
    
    —Cuando uno acabó en mi boca, el otro se puso detrás. Me levantó las caderas, me agarró fuerte del culo y me metió la pija sin preguntar. ...
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