La sumisión de Claudia, Cap. 2 - Relatos Eróticos

La sumisión de Claudia, Cap. 2

... primera pista habría sido cuando no empezaras a patearnos el culo a todos.

"Vamos," le dio un codazo juguetonamente. "Lo digo en serio."

"Yo también, Red," respondió. “Pero si quieres saberlo, bueno, mi segunda pista fueron tus pies.”

"¿Mis pies?"

"Sí. Llevabas algún tipo de sandalias ese día, y pude verlas bien.”

“¿Qué tienen que ver mis PIES con eso?”

“Oh…” bostezó, “Es solo algo que me pareció un indicador bastante bueno. Tus segundos dedos son un poco más largos que tus dedos gordos. Y tienes unos pies muy bonitos, por cierto.”

Ella frunció el ceño. Tenía razón sobre los dedos de los pies... bueno, sobre sus longitudes relativas, en todo caso. Pero, ¿era eso realmente una pista? “Estás de broma," dijo.

"Estoy diciendo la verdad, Red", respondió. “No es seguro al cien por cien, pero me ha funcionado en el pasado muchas más veces de las que ha fallado.” Se rió. “Escuché o leí en alguna parte que esos pies estaban asociados con hombres lobo. Teniendo en cuenta lo que ya me has hecho en la espalda, estoy pensando en atarte MUY bien cuando llegue la próxima luna llena.

Ella intentó reprimir una risita y fracasó. La mayor parte se le escapó por la nariz en un resoplido poco propio de una dama.

“¿Tiene Dianne el mismo tipo de dedos de los pies que yo?” preguntó ella, trazando pequeños círculos en el pecho de él con su dedo índice.

"Espero que no estés molesta por eso, Red," respondió con cautela. "Ya te dije que estaba un poco loco ...

... entonces".

"Mmm..." ella ronroneó, clavándole un poco la uña. "No respondiste mi pregunta".

“Red”, suspiró, “¿Qué cambiaría eso ahora? Vine a buscarte a TI. Estoy aquí contigo ahora.”

"¿Hasta cuándo, Sam?" preguntó. "¿Puedes prometer que te quedarás conmigo?" Su impresión original de él, que no era de los que se quedaban, había vuelto a perseguirla. Podía sentirla situándose entre ellos ahora, incluso con sus carne tocándose, pecho con pecho, vientre con cadera, pierna con pierna.

Se quedó en silencio un momento. "No lo sé, Red", respondió finalmente. “Mi primer pensamiento es prometerlo, porque es lo que quiero hacer AHORA. Pero..." se encogió de hombros. "Todo esto es un poco nuevo para mí. Durante dos años, seguí pensando en ti. Soñé contigo. Y durante el año pasado, cada vez que conocía a una mujer, tarde o temprano me encontraba comparándola contigo. Nunca salían bien paradas cuando lo hacía.”

"¿Pero?" le incitó.

"Si… pero." Asintió. “Pensé que sabía lo que quería, Red. Luego te conocí y después de solo un par de días desapareciste. Pensé, bueno, fue divertido y memorable, pero ella tiene otras cosas que hacer y hay muchas otras damas dispuestas por ahí. Sí, estaban ahí fuera, pero ninguna de ellas eras tú, ni siquiera se acercaban a ti. Arruinaste mi posibilidad de ocuparme de otras mujeres. Luché contra eso, pero sabía que tendría que encontrarte de nuevo y averiguar si eras lo que recordaba o solo lo que imaginaba.

"Y ¿qué soy?" preguntó.

“Más que un poco de ...