1. El Precio de la Infidelidad Materna


    Fecha: 09/12/2025, Categorías: Incesto Infidelidad Sexo en Grupo Autor: lordlunatico, Fuente: SexoSinTabues30

    ... comenzaba a reemplazar la tristeza y esa sensación de soledad que sentía. Me contó que continuaron así hasta que ella terminó desnuda. Luego me dijo que terminó abriéndole las piernas y el vecino la penetró. Sin darme muchos detalles de cómo se la cogió, me contó que mientras tenía sexo con él, la puerta se abrió y entraron dos amigos suyos. Me dijo que el vecino le preguntó si ellos podían participar y que ella solo les dijo: «Hagan lo que quieran».
    
    Fue aquí cuando mi madre se detuvo y me dijo con lágrimas en los ojos que había sido una mala esposa y madre. Se comenzó a confesar conmigo, diciéndome el motivo por el cual mi padre la había dejado. La detuve y, armado de valor, le dije que ya sabía que yo mismo había visto todo lo que ocurrió, pero no dije nada. Me abrazó y se soltó a llorar. Dejé que llorara todo lo que quisiera en mi hombro. Una vez se calmó, traté de animarla. Le dije que regresaría a vivir con ella. Ella me abrazó, se puso muy alegre y me comenzó a besar en la boca de una forma muy apasionada, que hasta me sorprendió.
    
    Regresé con mis abuelos por mis cosas. Cuando llegué al departamento, entré en mi habitación, pero el resto de mi ropa no estaba. Mi cama solo tenía un colchón sin cobijas y sin almohadas. Le pregunté a mi madre qué había pasado con mis cosas. Ella estaba cocinando, me miró y me sonrió, diciendo:
    
    —Donde más deben de estar.
    
    —No entiendo —le dije.
    
    —Están en nuestra habitación —respondió.
    
    No entendí y ella se dio cuenta por mi ...
    ... cara. «Amor, ahora mi habitación es nuestra habitación. Desde hoy debes dormir y convivir conmigo, no como madre, sino como tu mujer, a no ser que no quieras» me dijo.
    
    —Claro que sí quiero —dije.
    
    —Bueno, entonces ve a dejar tus cosas en nuestra habitación. En lo que termino la cena.
    
    Fui a nuestra habitación y comencé a organizar mis cosas. Mientras lo hacía, no podía dejar de pensar en lo que había sucedido. La idea de compartir la cama con mi madre, no como madre, sino como mujer, me excitaba y me asustaba al mismo tiempo. Sabía que estaba cruzando una línea, pero no podía evitar sentirme atraído por ella.
    
    Cuando terminé de organizar mis cosas, regresé a la cocina. Mi madre había terminado de preparar la comida y estábamos listos para cenar. Nos sentamos a comer, y la conversación fluyó de manera natural. Hablamos de todo y de nada, evitando tocar el tema de lo que había sucedido. Después de cenar, nos fuimos a nuestra habitación.
    
    —Ven, acuéstate conmigo —me dijo, señalando la cama.
    
    Me acerqué y me recosté a su lado. Ella se acurrucó contra mí, poniendo su cabeza en mi pecho. Podía sentir su respiración en mi piel, y el calor de su cuerpo me hacía sentir vivo. Comenzó a acariciar mi pecho, subiendo lentamente hacia mi cuello. Sentía cómo mi cuerpo respondía a sus caricias, y la excitación crecía dentro de mí.
    
    —Te quiero—susurró, mientras sus labios se acercaban a los míos.
    
    La besé apasionadamente, sintiendo cómo su lengua exploraba mi boca. Mis manos ...
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