Una herencia familiar muy complicada XI - Relatos Eróticos

Una herencia familiar muy complicada XI

Una herencia familiar muy complicada XI

Capítulo 11

Las inolvidables clases de equitación compartidas.

Al llegar al cobertizo que hacía las veces de cuadra donde estaban las yeguas, realmente un lugar bastante agradable, ya que a pesar del fuerte olor que desprendían los animales que allí moraban, estaba extremadamente limpio y ordenado y también olía a heno y quizás a algún ambientador que posiblemente fuese diluido mediante algún difusor con algún producto aromático de olor a flores o más bien a campo. Las yeguas estaban alojadas en compartimentos individuales y espaciosos con un bebedero y un comedero cada uno de ellos, todo muy higiénico. Teresa fue decididamente al que estaba alojada “Veloz” la yegua de Helena y tras sacarla y acariciarla, les enseño con cierto orgullo aquella majestuosa equina blanca a Apolo y a Li diciéndoles:

-Esta es “Veloz”, una yegua de casi cuatro años que al igual que yo aun es virgen, pero las dos esperamos que eso deje de serlo este mismo verano. La he elegido para que aprenda a cabalgar Apolo porque es la que más envergadura tiene, y que dadas las patas tan largas que tiene mi hermano, o lo que sea mío, es la que mejor le encaja para aprender, ya que además es muy cariñosa, mansa y noble, igualita que yo.

-Para ti, - dijo entonces dirigiéndose a Li – creo que “Leona” que tiene el pelo del mismo color que tú y como es también grande puede ser la que mejor se adapte a tu altura que tampoco es poca, además también es muy ...

... noble, aunque algo más vieja y ya ha sido madre dos veces. ¿No te importa verdad Sofía?

-No hija, no me importa, creo que tienes razón. – dijo su tía que cogió una silla de montar y empezó a colocársela a la yegua de pelo rojizo similar al de Li y dirigiéndose a sus invitados les explico – Es que “Leona” normalmente es la yegua que yo monto, y quizás por eso es muy dócil e incluso cariñosa.

Tanto Apolo como Li se quedaron sorprendidos por las palabras de Teresa, que con total desparpajo acababa de decir que pensaba dejar de ser virgen ese mismo verano, y veladamente dejar caer que ella era muy cariñosa, al comprarse con “Veloz”, cosa que dijo mirando con cierta desvergüenza a su recién descubierto hermanastro, pero su sorpresa se convirtió en estupor por lo que dijo a continuación la joven mientras ensillaba a la nívea yegua:

-Sofía, por cierto, vaya cabreo que has pillado con mi madre cuando te has enterado que mi padre era el tal Zeus. Y lo entiendo, es muy normal que te cabrees con tu pareja, si tras dieciocho años de amor y sexo compartido te enteras de semejante secreto. ¿Por cierto como era mi padre? ¿A ti también te gustaba y por eso te has cabreado?

Li y Apolo se quedaron expectantes para ver que reacción tenía Sofía, pues ellos no tenían ni idea de esa relación lésbica incestuosa a la que se refería Teresa, que impasible siguió colocando la silla de montar en “Leona” y cuando termino volviéndose a su sobrina la dijo sin ninguna acritud y totalmente ...