Una herencia familiar muy complicada XI - Relatos Eróticos

Una herencia familiar muy complicada XI

... tranquila:

-Cada vez te pareces más a mi Andreita cuando tenía tu edad. Primero dices como si fuese lo más natural de este mundo que este verano quieres dejar de ser doncella, insinuándote de forma descarada a tu recién descubierto hermano, luego sueltas sin ningún tipo de disimulo que tu madre y yo estamos liadas, y por fin me preguntas, y eso también sin ninguna sutileza, si me he cabreado por celos, por si yo también quería cepillarme a Zeus. Así se les ha quedado la cara de bobos estos dos al enterarse de semejantes intimidades familiares que has aireado sin venir a cuento.

Tras alejarse unos pasos y sacar otra montura de su establo y empezar a ensillarla continuo Sofía hablando:

-Yo voy a ensillar a “Ratona”, que tiene que ir aprendiendo a aceptar que la monten, ya que ahora que vamos a ser una familia tan cuantiosa es posible que, si todas se aficionan a montar, esta joven yegua, que solo tiene dos años, tenga que ir acostumbrándose. Y no, no estaba también enamorada de Zeus, como has insinuado, pues a mí me parecía patético, era un joven apuesto, gentil, educado, inteligente, amable e incluso cariñoso, hasta es posible que guapo, pero no tenía los cojones necesarios para enfrentarse a su padre. Y lo siento por ti y tu hermano, pero vuestro padre era un hombre de carácter débil y a mí me gustan, más bien me gustaban, los autoritarios, como vuestro abuelo Ulises, ese si era un tío con dos huevos.

-Coño tía, - dijo Teresa que al igual que Sofía había sacado a ...

... otra yegua y la estaba ensillando para ella – no me dirás que de quien tu estabas enamorada era del viejo Ulises, joder que palo, yo que creía que tú eras realmente lesbiana, y resulta que te gustan hasta los viejos.

-Niña, un respeto. – dijo Sofía, pero riéndose – Tu no conociste a Ulises cuando tenía unos cuantos años menos, era todo un caballero y no solo montando, físicamente no tenía nada que envidiar a su hijo, y además era una buena persona, se preocupó por nuestra madre, tu abuela, a pesar de que ella lo odiaba con toda su alma. Y aguanto mis provocaciones siéndole fiel a su esposa, pero claro, al conocer a Gea lo he comprendido, debió de ser, e incluso ahora lo es, una gran dama y una mujer bellísima. Bueno ¿Estáis dispuestos a una aventura por el campo cabalgando como vaqueros del viejo oeste?

-Claro, yo por lo menos estoy loquita por correr aventuras, sobre todo si son excitantes. - dijo Li gozosa y animada - ¿Cómo me subo a este bicho?

Entre Sofía y Teresa ayudaron y enseñaron primero a Li y luego a Apolo a subirse a sus respectivas monturas, colocando los pies en los estribos y a auparse sobre sus lomos. Guiados por Teresa que iba delante, iniciaron un paseo por los campos de alrededor, paseo que jamás en su vida iban a olvidar ninguno de los cuatro. Teresa de vez en cuando se volvía para explicarles los caminos rurales por lo que se estaban adentrando, incluso ascendiendo lentamente hacia los montes que había cercanos, al igual que les iba indicando que ...