Una herencia familiar muy complicada XI - Relatos Eróticos

Una herencia familiar muy complicada XI

... cultivos o tipos de árboles, pues Li constantemente le preguntaba por todo. Tras más de media hora de camino y ya adentrados en zona boscosa, se adentraron en un valle por el que discurría un riachuelo y entonces les dijo:

-Ahora vamos a descansar un ratito, dejamos que los caballos beban agua del rio y nosotros nos tumbamos un rato al sol, que un poco más arriba el arroyo tiene un remanso y una pequeña catarata, y al lado hay unos prados salvajes donde podremos tumbarnos un rato sobre la hierba.

Efectivamente unos minutos más tarde desembocaban en una explanada en que el valle se abría y tanto Apolo como Li quedaron asombrados del bellísimo entorno, ya que tal como les había dicho la joven lo primero que vieron fue una pequeña cascada, y allí descabalgaron dejando a los caballos atados a unos arbustos al margen del arroyo para que bebiesen y comiesen la hierba que crecía salvaje. Teresa les guio por un caminito que por uno de los lados de la cascada servía para subir los dos metros que aproximadamente tenia de desnivel, y comprobaron que arriba había un remanso bastante grande, una especie de piscina natural rodeada de un césped verde, que según les explico, ahora Sofía, no llegaba nunca a crecer porque los ciervos de la zona cuando bajaban a beber agua, comían allí mismo, e incluso se les podía ver durmiendo si se venía al amanecer.

Imitando a Teresa, que se tumbó abriendo sus brazos en cruz, Li se colocó a su lado sobre la verde pradera y dirigiéndose a la ...

... improvisada guía la dijo:

-Mira, este es un sitio cojonudo para hacer lo que nos ha propuesto Afro y que han apoyado Ate y sobre todo Helena, es una especie de paraíso, no hace frio ni aire, ni tampoco quema el sol. Aquí se puede retozar a gusto y supongo que sin que nadie nos interrumpa.

-Pero en ese momento ninguna de nosotras sabía lo que después nos contó mi madre. – dijo Teresa haciendo una cómica mueca como de tristeza – Eso cambia bastante la situación, y no creo que ahora me aconsejasen lo mismo.

-Y qué tipo de consejos son esos que han cambiado tras la confesión de tu madre. – dijo Sofía sentándose al lado de ella al igual que Apolo - ¿Por qué iban a cambiar de opinión tras esa confidencia?

-Yo te lo cuento. – dijo Li sin dejar hablar a Teresa – Cuando hemos ido a ver a las yeguas, y Andrea se ha llevado a Apolo, a las gemelas y a Arte, nosotras hemos entrado en las cuadras de las yeguas y allí hemos empezado con el cachondeo de cómo hemos alterado esta mañana a Apolo entre Afro y yo, hasta el punto que se ha tenido que ir a cambiar de ropa porque la que llevaba le marcaba una erección de la ostia. Entonces hemos empezado a hablar cosas de chicas, sobre todo Afro, que ha empezado a decir que Apolo está muy bueno, que teníamos que buscarle alguna que lo relajase cuando nosotras lo calentásemos, etc. etc. Entonces Helena ha dicho que de las cinco que estábamos allí, las únicas que no teníamos ningún vínculo con Apolo éramos yo y Teresa, y Afro que es muy golfa, ha ...