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Hetero - Pelirroja... peligrosa (7ª parte – final)
Fecha: 10/12/2025, Categorías: Hetero Autor: Schizoid, Fuente: CuentoRelatos
El timbre sonó aparatoso, inquisitivo, perentorio. Abrí los ojos de golpe, y escuché un gruñido fastidiado y un cuerpo que se revolvía. Nombre. Lugar. Fecha y Hora. Acompañante C…. Mi casa. Lunes por la mañana. Silvia. Un momento. ¿Lunes por la mañana? ¡Joder el curro! Por fortuna recordé a tiempo que hoy era fiesta y cerraba la tienda, antes de partirme la crisma intentando afeitarme, vestirme, calzarme y salir corriendo para el curro, todo a la vez. A la tercera llamada del timbre me levanté de un salto, poniéndome los primeros pantalones que encontré. Caminé fastidiado mientras me abotonaba, pensando en que la pena de muerte es un castigo muy dulce para los que se atreven a llamar a una casa decente un día de fiesta a las… bueno, a la una y media del mediodía. Abrí la puerta con la cara más agria que imaginarse pueda y… La madre que me parió. Bea. La chica no se cortó un pelo, y ante mi cara de auténtico pasmarote me plantó un beso en toda la boca que resucitaría a un muerto. -¡Hola C…! -dijo, en su habitual tono de voz despreocupado. Salí al rellano y arrimé todo lo que pude la puerta tras de mí, sin cerrarla. -¡Bea!… ¿pero qué haces aquí? -yo hablaba en susurros y debía de tener una expresión bastante rara. -Yo… oye C…, ¿estás bien? -Lo que estoy, Bea, es… acompañado. Vi cómo la sonrisa amplia y agradable de Bea iba desapareciendo de su rostro. -¿Qué? ¿Cómo que estás “acompañado”? -casi pude ver las comillas en el aire ...
... mientras decía la última palabra, de tanto como la enfatizó. Estaba prácticamente gritando. -Shhh… pues sí, mira, estoy con… con la chica que te presenté… Silvia. Me miró con una cara de odio, pero como en la películas, entrecerrando de los ojos. -Eres un pedazo de cabrón… ¿y lo del sábado? Eso sí que me desarmó. ¿Qué coño fue lo del sábado? Para mí un polvazo… y un exorcismo. Una noche de puta madre. Nada más. No un polvo de reconciliación, ni un “hola, bienvenida a mi vida otra vez después de tres años”. Al menos yo pensaba así. Pero no parecía que Bea tuviera la misma opinión. -Yo… bueno… lo del sábado estuvo muy bien pero… -Vale, lo reconozco, ahí me atasqué. Joder, no sabía qué decir. -¿”Muy bien”? -otra vez las comillas -Dios pero qué hijo de puta. -eso lo dijo sin comillas. -Oye Bea yo… -entonces ocurrió lo que tenía que ocurrir, claro. -¡C…! ¿Quién es? -Silvia estaba llamándome desde dentro. Mi madre. Yo creía que esto sólo pasaba en el cine y que era muy gracioso. Pues yo no tenía muchas ganas de reírme que digamos. -Oye Bea… ya hablaremos… -Intenté cortar en ese momento, pero creo haberles dicho ya que Bea no es precisamente una niña ingenua, así que se puso hecha una auténtica fiera. -¿Cómo que “ya hablaremos”? ¡Y una mierda hablaremos! ¡Eres un cabrón de la hostia! -Mi vecino, un señor de unos cincuenta tacos, abrió la puerta y se asomó en el momento justo de ver cómo Bea me soltaba una pedazo de torta… pero de las que duelen hasta las ...