1. Hetero - Pelirroja... peligrosa (7ª parte – final)


    Fecha: 10/12/2025, Categorías: Hetero Autor: Schizoid, Fuente: CuentoRelatos

    ... muelas.
    
    -¡Hijo de puta! -se me puso la cara como un pimiento, y encima Bea parecía histérica y noté cómo se preparaba para otra hostia, así que la agarré como pude. Mi vecino cerró la puerta, pero fijo que estaba mirando por la mirilla el muy bastardo y estaba llamando a la familia para que no se perdieran el espectáculo. Y mientras yo tenía a Bea agarrada y ella casi me escupía de la rabia, Silvia fue y abrió la puerta.
    
    -¡C…! ¿Pero qué pasa?
    
    ¿Qué pasa? El jodido maldito fin del puto mundo.
    
    Bea se sacude medio loca, pero en cuanto ve a Silvia no puede contenerse y le espeta así, en la cara:
    
    -¡El cabrón de tu novio! ¡Que el sábado se acostó conmigo y ahora me manda a la mierda!
    
    “Oh Dios mío líbrame de esta por lo que más quieras”, pensé. Huelga decir que Dios ni se pasó por allí.
    
    A Silvia se le puso una cara… palideció de repente, se dio la vuelta… ¡y cerró la puerta! ¡La puerta de MI casa… me la cerró en las narices! Yo me quedé como un gilipollas, tan atontado que solté a Bea. Ella, en vez de pegarme, se puso a llorar de la misma rabia y me gritó como una loca.
    
    -¡Pedazo de maricón… no quiero volverte a ver en mi vida! -Bea se dio la vuelta y se largó por donde había venido, pero yo ni siquiera la miré. Tenía los ojos fijos en la puerta. Llamé al timbre y golpeé con todas mis fuerzas, mientras daba auténticos alaridos.
    
    -¡Silvia! ¡Silvia! ¡Abre, por favor! ¡Silvia!
    
    Pero como se pueden imaginar, Silvia no me abrió. Así que me miré, desnudo de ...
    ... cintura para arriba, descalzo, en mitad del rellano. La otra llave la tenían mis padres… que vivían en un pueblo a quince kilómetros.
    
    Para colmo me dolía un lado de la cara pero la hostia, y lo notaba ardiendo. Y el cuello me molestaba también, como si lo tuviera agarrotado. Ítem mas, me estaba empezando a zumbar el oído del lado que Bea me había soltado el bofetón, y para culminar la situación me encontraba moralmente derrumbado. Así que me pegué un par de puñetazos en la puerta y traté de que Silvia me abriera.
    
    -Silvia… por favor… ábreme… puedo explicártelo -Vaya gilipollez, ¿a que sí? ¿Qué coño había que explicar? Pero tampoco pueden pedirme que pensara con claridad en esas circunstancias.
    
    Seguí llamando, hablándole y pidiendo que me abriera. Y abrió. Pero cuando lo hizo estaba completamente vestida, y en cuanto traté de hablarle me miró con una cara de odio que me cerró la boca. Antes de que llegara al ascensor la cogí del brazo para tratar de decirle algo y… plaf.
    
    Otro pedazo de hostia que me giró la cara. En la otra mejilla.
    
    -¡Déjame en paz! -Me dijo, mientras las puertas del ascensor se cerraban y yo me quedaba mirándola, con la mano en la cara.
    
    Pueden comprender que no estaba en mis mejores momentos cuando llamaron a la puerta una hora después. Estaba sentado en el sofá, mirando por la ventana. Ni siquiera me había vestido. Me gustaría decir que había estado llorando, pero en realidad lo que tenía es como un nudo en el estómago, y un horrible dolor de ...
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