1. Aldana


    Fecha: 12/12/2025, Categorías: Lesbianas Autor: Esquiva, Fuente: CuentoRelatos

    ... pareja sentada a una mesa; los únicos clientes a esa hora tan temprana. Un hombre canoso, de ojos verdes y cejas tupidas estaba sentado detrás de la caja. Un estante lleno de bebidas se veía detrás de él. Lo saludé y tartamudeé mi pedido. Su Mirada era muy dura.
    
    -¿Sabes preparar tragos?
    
    Asentí con la cabeza.
    
    -Ven conmigo- dijo. Lo seguí a la trastienda. Había una mesa larga llena de botellas y una pila de copas brillantes, una procesadora y varias cocteleras de acero inoxidable.
    
    -Prepárame un margarita- dijo y carraspeó, como hacen los viejos cascarrabias.
    
    Mezclé las bebidas en la coctelera y busqué una copa.
    
    -Necesito sal para adornar los bordes de las copas- dije.
    
    -No te preocupes por eso.
    
    Me quedé expectante viendo cómo olía el preparado, metió un dedo en la copa y lo probó, después gritó
    
    -¡Aldana!
    
    La muchacha que limpiaba la vidriera entró de inmediato.
    
    -Pruébate esto- le dijo y volvió a mirarme con sus ojos penetrantes.
    
    -Ahora prepárame un Manhattan- ordenó.
    
    Busqué entre las botellas hasta que encontré un buen vermut y volví a ejecutar mi arte. Volvieron a probarlo de la misma manera, me pidieron un Rob-roy, y después un Martini seco.
    
    -¡Coño! ¿Dónde carajo aprendiste a preparar tragos? ¿Hiciste un curso?- preguntó el viejo con su voz cavernosa.
    
    -Aprendí de un bartender.
    
    -¿Cómo te llamas?
    
    -Leticia Rodríguez.
    
    -Yo soy Francisco Cárdenas y Aldana es mi hija. ¿Puedes quedarte a trabajar? Mañana hablaremos de las ...
    ... condiciones.
    
    Regresé a mi cuarto a las tres de la mañana, cansada pero feliz. Tenía trabajo, había estudiado y me sentía segura de dar un buen examen. A la semana me había armado una carpeta con información que bajé de Internet sobre distintos tipos de tragos, no tenía contacto con los clientes y la paga era semanal. Traté de ser lo más seriota posible con todo el mundo, especialmente con el Viejo, pero el ambiente era tan tranquilo que jamás había problemas. Una noche, cuando ya los mozos estaban recogiendo, llegaron dos parejas maduras, los hombres vestían trajes caros y las mujeres iban vestidas de fiesta.
    
    Don José ordenó que se les atendiera y, cuando uno de los hombres pidió que el bartender les preparara sus tragos junto a su mesa, les explicó que esa no era una práctica de la casa pero que accedería por esta vez, y me llamó. Las mujeres se sorprendieron al verme. Les expliqué que para hacerles sus tragos a la vista tendría que traer algunos elementos de la cocina, como la coctelera, un recipiente con hielo molido y el jugo de naranja.
    
    Se tomaron varios destornilladores y pagaron sin chistar, me dejaron una buena propina y se fueron contentos. Llegué al cuarto casi a las cuatro de la mañana, exhausta, me tire a la cama sin molestarme por quitarme la ropa. Fui despertada por el hambriento sol de las doce del mediodía y un zumbido de mi celular.
    
    -¿Aló?
    
    -¿Leticia? ¿Eres tú?
    
    -Sí, ¿quién habla?
    
    -Soy yo, Aldana, necesito hablar contigo, estoy en la acera de ...
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